Hasta 86 centros sanitarios, calles, plazas o escuelas de Catalunya llevan el nombre de Ernest Lluch. Ese recuento da cuenta de cómo el legado del exministro y exdirigente del PSC que hace justo 25 años fue asesinado por ETA se ha convertido en “patrimonio de todos”. Así ha sido reivindicado en un acto solemne este viernes celebrado en el salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat. “Es el Ernest de todos”, ha defendido Eulàlia Lluch, la mayor de sus tres hijas. Y así lo ha considerado también un president Salvador Illa visiblemente emocionado que ha subrayado que hoy más que nunca son vigentes sus tres estandartes: “La palabra, la razón y la verdad”.
“Son los más poderosos y los únicos capaces de cimentar la convivencia y la paz y hoy necesitamos imperiosamente defenderlos”, ha argumentado el president, que ha hecho referencia tanto a la conmemoración de los 50 años de la muerte de Franco recordando que Lluch se enfrentó también a la dictadura, como a la sentencia que obligará al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, a dimitir. Eso sí, lo segundo lo ha hecho veladamente, sin menciones explícitas.
Desgraciadamente, hemos sido testigos de cómo algunos pretenden conseguir la impunidad con la mentira, pero la impunidad no dura para siempre, la verdad siempre prevale y encuentra el camino para salir a la luz
“Desgraciadamente, hemos sido testigos de cómo algunos pretenden conseguir la impunidad con la mentira, pero la impunidad no dura para siempre, la verdad siempre prevale y encuentra el camino para salir a la luz”, ha espetado midiendo cada una de sus palabras. La palabra ha hecho hincapié, es imprescindible ante “el ruido”, de la misma manera que la razón, entendida como la capacidad de argumentar, debe ganar el pulso a la fuerza.
Eulàlia Lluch, one of the three daughters of Ernest Lluch, during the tribute at the Generalitat / MARC ASENSIO CLUPÉS
También la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Teresa Ribera, ha glosado la figura de Ernest Lluch como un garante de la palabra ante los conflictos y parafraseando una de sus frases más recordadas: “Mientras se grita, no se mata”. No obstante, y de nuevo vinculando el legado del exdirigente socialista a la actualidad, ha asegurado que “han acabado las bombas y los disparos” de ETA, pero no los gritos. Distintos, ha puntualizado, pero gritos. “Duele la falta de respeto por los demás y por la verdad. Hay mentiras que también matan y ponen en riesgo la convivencia y la democracia”, ha denunciado haciendo un llamamiento a plantar batalla contra la desmemoria.
Hay mentiras que también matan y ponen en riesgo la convivencia y la democracia
El pasado de Lluch como lección para el presente y como proyecto de futuro ha sido el hilo conductor del homenaje, conducido por el periodista Josep Cuní, y en el que también se ha recordado su faceta como profesor universitario, como investigador incansable y su papel político decisivo en la construcción del sistema sanitario público de España cuando ostentaba el cargo de ministro de Sanidad. Así lo ha reconocido durante el acto en un vídeo el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El Lluch padre
Pero Lluch ha sido también recordado en la faceta de padre, el que se había saltado reuniones del Consejo de Ministros para cenar con sus tres hijas o para participar en la cabalgata de los Reyes de Maià de Montcal, en la Garrotxa. Eulàlia Lluch ha relatado como los hechos acaban asumiendo la categoría de históricos cuando la gente recuerda qué hacía en el momento que se produjeron. Eso pasó con el asesinato de su padre. “Los que pasan a los libros de historia, son los buenos. Es un éxito de nuestra sociedad que Ernest sea recordado”, ha concluido.
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