Pasase lo que pasase en el Santiago Bernabéu a partir de las 15:30, el experimento de la NFL a la española ya era un éxito rotundo incluso antes del kickoff. La mejor liga deportiva del mundo ha aterrizado en nuestro país con la clara intención de quedarse, crecer y dejar huella. Seamos honestos: España aún no respira football al nivel de Alemania, Austria o Inglaterra, donde acudir cada temporada a partidos internacionales es casi una religión. Pero este fin de semana ha sido un primer paso descomunal. Y, sobre todo, un paso decidido.
Esos “11 millones de aficionados” que desde la NFL se atribuyen a España deben cogerse con pinzas, sí. Pero también es cierto que partimos con una ventaja competitiva que ninguna otra ciudad europea posee: el sello del Real Madrid… y, potencialmente, del Barça. El partido es la excusa; el viaje es el premio. Para decenas de miles de personas, pasar una semana en Madrid como destino vacacional y rematarla con un partido oficial de la NFL en un estadio icónico es un plan irrepetible. Y eso se ha notado: durante estos días, las calles de la capital han estado llenas de aficionados de todo el mundo hablando un idioma común, universal: el del balón ovalado.
Y hacerlo en un templo como el Bernabéu —que ya no tiene nada que envidiar a joyas como el SoFi Stadium o el AT&T de Dallas— es directamente un lujo. La inversión conjunta entre la NFL, la Comunidad de Madrid y el propio Real Madrid para que este evento fuese un antes y un después ha sido evidente: Fan Zones, clinics para jóvenes, partidos de flag, actividades por toda la ciudad y hasta encuentros con leyendas como Dan Marino. Ha sido un “match made in heaven”, como dirían en Estados Unidos. El partido, sobre todo en la segunda mitad, acompañó al ‘show’, decidiéndose en la prórroga tras un final de infarto y con Dolphins, que actuaba como local, como grandes vencedores en la batalla.
El mayor beneficiado, por cierto, tiene nombre y apellido: Real Madrid CF. El club blanco se ha vuelto a colocar en el escaparate global demostrando que su nuevo estadio no solo es la casa del mejor equipo del mundo, sino también un recinto multiusos perfecto para los grandes espectáculos del siglo XXI. El Bernabéu se reformó para noches así… y para, de paso, meterle algo de presión (o envidia sana) a su eterno rival.
Porque sí: Barcelona debe estar en la conversación. El nuevo Spotify Camp Nou, cada vez más cerca de ver la luz, tiene que plantearse en serio ser sede de la NFL. La ciudad condal sigue siendo un icono turístico para el público norteamericano, aún muy vinculada en su imaginario a los JJ.OO. del 92: clima perfecto, playa, gastronomía y una vida cultural frenética. Para los Dolphins, de hecho, sería casi como jugar en “Florida Europa”. Y el interés existe: el Barça ya ha mantenido contactos preliminares con la NFL y la liga quiere claramente dos sedes en España. Madrid repetirá casi con total seguridad en 2026. El siguiente paso natural es Barcelona.
Y así, nuestras dos grandes ciudades se convierten también en dos grandes capitales estratégicas para la NFL en su expansión internacional. No es casualidad. Es una apuesta clara, sostenida y ambiciosa.
Respecto a si volveremos a ver football en Chamartín el próximo curso, la respuesta es tan evidente como que ayer se jugó ante un Bernabéu lleno: sí. Desde los despachos eran prudentes y no querían confirmarlo, pero para cualquiera que conozca cómo trabaja la NFL, era casi una obviedad. La liga no suelta un estadio así después de un debut que rozó el sobresaliente. El propio Goodell lo confirmó antes del kickoff: “Absolutamente. Volveremos a Madrid o España”.
Y para quienes critican desde el sofá, quienes dicen que esto “no interesa a nadie”, que “es una americanada que imita al rugby”, les dedico una imagen: 80.000 gargantas, 80.000 móviles grabando, 80.000 personas disfrutando de un espectáculo que hace unos años parecía imposible. España pidió NFL. Y la NFL respondió. Lo que vimos en el Bernabéu fue solo el principio.
