Cuando no encuentras tu fútbol, cuando el juego no es fluido, cuando te falta profundidad y cuando las ocasiones escasean, no hay mejor remedio que tener un banquillo de lujo, un banquillo de Champions. Y esa diferencia de calidad marcó la diferencia entre Villarreal CF y Real Mallorca.
El Submarino salvó la papeleta en un partido que comenzó bien, con gol de Gerard, que empató Samu Costa para los visitantes y en el que los baleares congelaron las ideas amarillas en una gélida noche en La Cerámica. Pero la clase y el talento de los, en este sábado, suplentes, sirvió para dar un triunfo por 2-1 en el tramo final del choque que sirve para conservar la tercera plaza y mantenerle el pulso a los grandes de LaLiga.
Porque cuando tus cinco cambios son Mikautadze, Pape Gueye, Solomon, Oluwaseyi y Buchanan, lo normal es ganar. Y los groguets lo hicieron gracias a la conexión canadiense, con pase de Tajon y gol de Tani, descongelando a un conjunto amarillo que estuvo una hora bloqueado y que logró un triunfo que vale oro.
El encuentro tenía todos los condicionantes de los llamados partidos trampa. Se regresaba de un parón de selecciones, horario tardío y un frío que helaba, lo cual se notó en la afluencia de espectadores, rozando los 17.000.
Marcelino había mentalizado a los suyos en que el duelo importante era este, que en Dortmund ya pensarían. Por ello, apenas reservó futbolistas, solo reservando a Foyth, Gueye y Mikautadze.Rafa Marín y Veiga fueron el eje de la zaga, Comseaña y Thomas Partey llevaron la sala de máquinas y el ataque sabía a perfume caro: Moleiro y Pepe por los costados y Ayoze y Gerard, en punta.
Y parecía que los amarillos tenían la lección aprendida de ejemplos como el del Pafos y salieron a por todas. Hasta tal punto que a los 6 minutos Gerard Moreno adelantaba a los groguets al coger un rebote de cabeza de Ayoze tras un córner. El ‘capi’ adelantaba al Submarino y todo parcía que iba a ser un encuentro cómodo.
Pero no. Dos minutos después, en el 8, Pablo Torre aprovechaba una contra bermellona para asistir a Samu Costa, que colocó un zurdazo raso ajustado al poste igualando el duelo: 1-1. Vuelta a empezar. Y ya no fue lo mismo.
El Mallorca se ajustó, poniendo un muro que se le atragantó en la primera parte a los de Marcelino, defendiendo hasta incluso con seis de sus futbolistas.
Hasta el descanso, apenas dos remates de Comesaña y Gerard y un tiro en diagonal de Pepe inquietaron a los baleares, quienes a la contra obligaron a lucirse a Luiz Júnior, que evitó el segundo tanto visitante con dos paradones a tiros de Mateo Joseph y Jan Virgili.
El segundo acto
El descanso era lo mejor que le podía pasar a un Villarreal atascado que espabiló en la segunda mitad. El brío con el que los amarillos encararon la reanudación fue otra, aunque con el denominador común de un Mallorca ultradefensivo y a esperar un fallo rival.
Los baleares metieron por momentos en el congelador a un Submarino que hasta el minuto 60 lo intentó con escaramuzas de Comesaña, Ayoze y Moleiro, pero de esas que no hacen daño.
Marcelino se vio obligado a hacer cambios ante los pocos espacios que dejaba el rival y la escasez de profundidad de su equipo. Mikautadze, Oluwaseyi y Pape Gueye entraron de una tacada para darle otro aire al Submarino, al igual que Solomon y Buchanan, que completaron cinco recambios de Champions y que fueron determinantes para lograr el triunfo.
A falta de un cuarto de hora, Gueye era objeto de un penalti pitado por el colegiado Guzmán Mansilla que, cómo no, Del Cerro Grande le invitó a anular desde el VAR. Un clásico.
El conjunto groguet no decayó, lo intentó y en el 83, tras un genial pase en profundidad de Comesaña a Buchanan, el canadiense dio el pase de la muerte a su compatriota Oluwaseyi quien, tras toque de Raillo, anotó de tacón el 2-1, descongelando a un Villarreal que salvó un partido trampa y que sigue manteniéndole el pulso a los grandes de LaLiga. La conexión canadiense desatascó al Submarino.
