Pues, amiguinas y amiguinos, la vida sigue igual. El Oviedo prosigue empeñado en no ganar y el Sporting mantiene la inercia positiva desde la llegada del sustituto de Asier Garitano. El último en comparecer de los dos grandes de la madreñina “furgolística” fue el equipo de Luis Carrión, al que alguno que otro sigue recibiendo de uñas cada vez que lo ve en el videomarcador. Los azules se dejaron los goles entre Girona y Ourense y no vieron puerta ante el Osasuna, que sumó su primer punto como visitante en lo que va de Liga.
El miedo y la incapacidad para hacer ese “fúrgol” que tanto gusta al patrón mexicano dejaron un choque que no pasará a la historia. Los carbayones mandaron a la luna las que tuvieron y Aarón Escandell volvió a aparecer cuando los navarros se estiraron, que fue poco. Tampoco se podía esperar mucho de un encuentro en el que cada 2,8 minutos había una falta, un hombre al suelo y demás demás. Carrión sigue sin ganar como técnico en Primera, y su equipo tendrá que moler mucho para sumar de tres en tres. De todas formas, no todo es gris tirando a negro, ya que el Oviedo está a un punto de los puestos que le garantizarían la permanencia.
Mientras, en la orilla rojiblanca del Potomac el Sporting sumó su primer empate tras no se sabe cuántos partidos. Arrancar un punto ante Las Palmas con las bajas que acumulaba el equipo de Borja Jiménez, de los Jiménez de toda la vida, no debería ser una mala noticia. Atesorar diez puntos de los últimos doce disputados es una media extraordinaria. Por lo tanto, quedan poco más de treinta para alcanzar los salvadores cincuenta.
Otra cosa es con qué grado de brillantez y nivel de espectáculo se consigan. Y es que hay alguna queja por el planteamiento de Jiménez para parar a los canarios, que si muy defensivo, que si se jugó con seis zagueros y tal y tal. La exigencia es la exigencia y la memoria es frágil, sobre todo cuando se pasa de perderlo todo a ganarlo casi todo. Por pedir que no quede, ¿oyisti, güey?
