La relación entre Vinícius y Xabi Alonso es casi inexistente. Se reduce a lo estrictamente profesional porque desde que el técnico desembarcó en el Real Madrid el pasado verano el brasileño no ha mostrado ninguna empatía con el de Tolosa. El vasco ha querido equiparar su trato con todos los jugadores, lo que ha hecho que Vinícius perdiese la relación casi paterno-filial que tenía con el anterior entrenador, Carlo Ancelotti.
La suplencia ante el PSG, punto de inflexión
Aún así, hay un primer punto de inflexión en esta relación tortuosa entre el brasileño y el entrenador se produjo en el partido del Mundial de Clubes ante el París Saint-Germain, en el que Xabi mandó al banquillo a Vinícius. Decisión que luego enmendó al incluirlo por la baja a última hora de Trent Alexander-Arnold. Pese a ello, el brasileño no se olvidó de esa decisión del técnico y habló con sus agentes para mostrar su malestar por su suplencia y lo que podía suponer de cara al futuro. La goleada encajada ante los de Luis Enrique enterró ese incidente, que pasó casi inadvertido para los medios, pero no para el futbolista.
Sin embargo, como el brasileño vaticinó a sus agentes a la vuelta del Mundial, la convivencia con Xabi no iba a ser cómoda. Hasta el punto que pidió a Frederico Pena, su agente, que sondeara el mercado para ver qué alternativas tenía más allá de Arabia. Comenzó la temporada y se confirmaron las sospechas del jugador. La relación con el entrenador era fría y distaba mucho de la que mantenía con Ancelotti, y sus decisiones deportivas le condenaban a un rol secundario muy alejado del que estaba acostumbrado en temporadas anteriores.
De los 18 partidos oficiales que ha dirigido Xabi Alonso en el Real Madrid, Vinícius solo ha jugado cuatro completos: contra la Juventus (en el Mundial de clubes), y en Liga ante el Levante, el Atlético y el Villarreal. En los otros 14 entró desde el banquillo en tres ocasiones (ante Oviedo, Marsella y Getafe) y en los otros 11 fue sustituido tras ser titular.
En Kazajistán se puso de perfil
Uno de estos últimos fue el que midió en Champions al Real Madrid con el Kairat en Almaty, Kazajistán, donde Vinícius protagonizó el primer encontronazo con el de Tolosa tras ser sustituido. El brasileño hizo aspavientos ostensibles al ver que era el elegido para irse al banquillo, sobre los que fue preguntado Xabi en la sala de prensa. El vasco trató de sortear el asunto advirtiendo: “No ha sido rebote. Otro día…, pero hoy no. Siempre es cosa del entrenador. Lo de Vini no ha sido una queja. Ha habido un comentario que hemos entendido”. Xabi se ponía de perfil, aunque admitía que el brasileño sí se había molestado al ser sutituido en otras ocasiones. Y esa reacción del entrenador sorprendió a un vestuario en el que se ganó el respeto al mandar al banquillo al brasileño en Oviedo. Durante estos tres meses de competición, el brasileño ha insistido a sus agentes que no está cómodo con Xabi y que se plantea salir si todo sigue igual. Mientras que el técnico donostiarra ha preferido darse la vuelta y seguir haciendo su trabajo haciendo oídos sordos a las quejas del futbolista.
Hasta que el pasado domingo saltó todo por los aires. Cuando el brasileño vio su dorsal en el cartelón en el minuto 72, con el partido abierto y el Barcelona apretando al Madrid en su área, Vinícius estalló. Y el rostro de Xabi, que vio cómo le afeaba en público su decisión, cambió el semblante. El vasco se metió las manos en los bolsillos y miró a otra zona del campo tratando de evitar el desplante y las protestas del brasileño. Pero esta vez Xabi no pudo evitar un “¡Venga, Vini, hostia!”. Cansado de los desmanes del brasileño, Alonso también exteriorizó su hartazgo con la actitud del jugador. Algo que después se confirmó en la sala de prensa, donde, pese a haber ganado el ‘clásico’ al Barcelona, el entrenador compareció con un gesto muy serio y con respuestas muy cortantes. Entre las que dejó una el aire que vaticina que esto no ha terminado aquí. “Con Vini ya hablaremos”, apuntó.
Mientras Vinícius le advertía al pasar junto a él: “yo me voy del equipo, mejor me voy”, Xabi aguantó estoicamente el chaparrón. Pero el entrenador está cansado del brasileño, como lo están muchos de sus compañeros de vestuario que consideran su reacción como una falta de respeto a Xabi, al vestuario y al club. Y hasta las gradas del Bernabéu convirtieron los aplausos en una sonora pitada y afloraron gritos como “¡Florentino, véndelo de una vez a Arabia!”.
Xabi no va a ceder ni un centímetro en su posición con Vinícius, con el que mantiene una relación estrictamente profesional. El donostiarra se está jugando su autoridad ante el resto de la plantilla y ante unos despachos que observan con expectación el desenlace de este pulso entre una de las estrellas del equipo y el entrenador. Un contratiempo que mancha el buen momento del equipo, que es líder en Liga, cuenta con cinco puntos de ventaja sobre el Barcelona de Flick, y ha ganado sus tres partidos en la Liga de Campeones.
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