Esta Las Palmas de Luis García empieza a brillar con luz propia en Segunda División justo al cumplirse el primer tercio de la temporada. Y no es casual, sino causal, porque su liderazgo momentáneo se debe a una propuesta distinta al resto de contendientes e incluso a los antecedentes históricos del juego amarillo.
Camaleónica, versátil, con ritmos alternos, capaz de registros diferentes, convincente y que se expresa en diversos idiomas. No me refiero a ese torbellino creativo que es la cantante Rosalía, aunque la descripción sea válida, en otro ámbito muy distinto y distante por supuesto, también para la UD. Miren por dónde. Es el amarillo un equipo con caras diversas que se adapta no solo al rival de turno, sino a las múltiples fases de un partido. Lo mismo se viste de rudo, defensivo y disciplinado que dibuja jugadas asociativas de altos quilates, principalmente en la salida de balón, aunque no detesta que Horkas patee lejos cuando el rival agobia. Así se explica que rentabilice goles como el de Pejiño apenas a los 13 minutos, gracias a que David Torres debe ser de los pocos que no conozca lo que hace el barbateño cuando juega por la derecha.
Tales virtudes se vieron potenciadas por un Valladolid que refleja la inestabilidad institucional que padece desde que Ronaldo se convirtió en accionista mayoritario para después vender el club al grupo inversor Ignite. El fútbol sin alma tiene estas cosas. Los albivioletas se están mostrando tan respetables de visitantes como vulnerables en el José Zorrilla, donde acumula ya 3 derrotas y 2 empates en 8 partidos, balance que le está impidiendo acceder a los puestos altos, además, por sus problemas de definición ofensiva (el equipo que más remates necesita para marcar).
La UD, mientras tanto, destaca como el mejor visitante, hasta el extremo de que ha conseguido los mismos 13 puntos en el Gran Canaria que en la Península, donde presume de no haber perdido y atesorar 3 victorias y 4 empates, lo que, añadido a ser el menos goleado en total, define a un conjunto rocoso, impermeable, efectivo más que efectista. Y esto no es casualidad ni labor sólo de la zaga y el portero, sino el producto de un equipo solidario, compacto e inteligente al que no le importa que el adversario posea la pelota, incluso que cerque el área propia, si el marcador es favorable. Como ejemplo, un repliegue intensivo al borde del descanso cuando el Valladolid sorprendió con un intento de contragolpe frente a solo Barcia y Mika, pero, en apenas unos segundos, estos se vieron aliviados con la llegada fulgurante de 6 compañeros que abortaron la jugada.
Igualmente significativa es la falta de pudor para en la segunda mitad jugar primero con doble lateral (Clemente y Viti), como en partidos anteriores, antes de pasar a defensa de cinco, con Barcia, Mika y Clemente de centrales, y Park y Viti en los costados. Por delante, dos mediocentros anclados (Amatucci e Iñaki, sustituto del notable Kirian), Iván Gil a un lado y Viera (amo del balón parado) al otro, con Jesé distrayendo en punta.
Si Luis García es capaz de sostener esa implicación grupal en los dos tercios de temporada que faltan, la UD se confirmará como un fenómeno de masas que ni el Lux rosaliano.
Via: The Province – Diario de Las Palmas
