La final de la tercera edición de la NBA Cup ya está servida y llega con sorpresa: los “invencibles” Oklahoma City Thunder se quedaron por el camino al caer ante unos Spurs impulsados por el regreso de Victor Wembanyama. El francés, saliendo desde el banquillo, dinamitó el partido y Oklahoma nunca encontró la manera de frenarle, viendo cómo se rompía su racha de 16 victorias consecutivas y cómo encajaba apenas su segunda derrota de la temporada.
Al otro lado del cuadro esperan los New York Knicks, que también aterrizan en la final con impulso y colmillo tras imponerse en el Este liderados por Jalen Brunson, con la posibilidad de pelear por un título que la franquicia no celebra desde 1973.
Una partida de ajedrez
Clave en la victoria de los Spurs fue la gestión de minutos de Mitch Johnson. En la primera mitad, San Antonio fue un equipo totalmente distinto cuando Wembanyama estuvo en pista: marcó la diferencia en la semifinal entre los dos equipos del Oeste. El francés regresó este sábado tras 12 partidos de ausencia y su vuelta tuvo un efecto inmediato: 22 puntos y 9 rebotes para liderar a los Spurs en un triunfo ajustadísimo, 111-109, ante unos Oklahoma City Thunder que apenas conocían la derrota esta temporada.
La noche en Las Vegas fue también una pequeña ruptura para Oklahoma. Llegaban con una racha de 16 victorias y con el recuerdo lejano de su última caída, el 5 de noviembre en Portland. Ahora quedan 24-2, un inicio de curso que solo mejora aquel 25-1 de los Warriors en 2015-16. Y, por si fuera poco, la ciudad del juego vuelve a ser una piedra en el zapato: es su segunda derrota seguida allí, después de perder la final del año pasado ante Milwaukee.
Wembanyama jugó con limitación de minutos por la distensión en el gemelo izquierdo, pero no necesitó mucho para hacerse notar: en 21 minutos dejó un +21 y provocó el rugido constante de una grada que incluso le dedicó cánticos de “M-V-P”. El ataque, además, no se sostuvo solo en él: Devin Vassell sumó 23 puntos, mientras De’Aaron Fox y Stephon Castle aportaron 22 cada uno.
Oklahoma resistió de la mano de Shai Gilgeous-Alexander (29 puntos) y con el apoyo de Chet Holmgren y Jalen Williams (17 por cabeza), pero los Spurs fueron creciendo con el partido. Cerraron la primera mitad con un buen impulso: a falta de cuatro minutos para el descanso, el Thunder mandaba por 16 (33-49), pero la entrada de Wembanyama cambió el guion y San Antonio firmó un parcial de 13-0 que redujo la ventaja a solo tres puntos (46-49).
Tras el descanso, el marcador se apretó con un intercambio constante de golpes. Mitch Johnson volvió a acertar con la rotación de Wembanyama y, pese a regresar de lesión, el francés destrozó a unos Thunder incapaces de frenarlo.
La ilusión vuelve a Manhattan
New York, por su parte, superó 120-132 a unos Orlando Magic mermados en la semifinal del Este de la NBA Cup, con Jalen Brunson en modo estrella (40 puntos) y la sensación de que la franquicia vuelve a rozar una noche histórica: la posibilidad de conquistar su primer trofeo desde el anillo de 1973.
Orlando intentó sostener el pulso a base de ritmo y orgullo. Paolo Banchero aportó 25 puntos y Jalen Suggs fue un ciclón antes del descanso con 25, pero la segunda parte cambió el guión: Suggs, dolorido de la cadera, acabó retirándose. Otro golpe físico para unos Magic que ya venían tocados, con Franz Wagner lesionado y Banchero aún recuperando sensaciones.
Los Knicks, en cambio, ejecutaron con frialdad. Sus cinco titulares acabaron en dobles dígitos: además de Brunson, Karl-Anthony Towns (29) y OG Anunoby (24) marcaron el paso, con apoyo de Mikal Bridges (16) y Josh Hart (12). El punto de quiebre llegó en el último cuarto, cuando por fin abrieron brecha, impulsados por un acierto demoledor: 60,7% en tiros de campo y 68,8% en tiros de dos en un partido donde los de la gran manzana solo anotaron 7 triples.
Spurs y Knicks buscan alzarse con la gloria el próximo martes 16 en Las Vegas. New York busca su primer título 52 años después, 26 desde su última final. Por su parte, San Antonio se aferra a un inhumano Wembanyama para lograr un nuevo título en sus vitrinas, el primero de la carrera del francés en la NBA.
