Independientemente de los pensamientos relacionados con su futuro, sobre si lo mejor para revertir la negativa situación pasaba por su continuidad o su cese, la marcha de Julián Calero del Levante ha dejado helado el corazón de todos los seguidores levantinistas que, gracias a su positivismo, energía y empuje, celebraron un ascenso en Burgos cuando menos se lo esperaban.
La vuelta a Primera está a la altura de los capítulos más emocionantes del club y el madrileño es de los principales culpables. Sin embargo, su experiencia en la élite ha ido de más a menos, hasta el punto de que seis encuentros sin conocer la victoria, cinco de ellos consumados con derrota, se han llevado por delante al técnico que obró un verdadero milagro. No fue una decisión fácil y se ejecutó con mucho dolor dentro de la cúpula levantinista, que, hasta hace no mucho, vio en los ojos del de Parla al entrenador del futuro.
Hasta que el rumbo del Levante se torció, no existieron dudas en la figura de Calero. De hecho, tal y como adelantó SER Deportivos Valencia, la intención del club pasaba por ampliar su contrato con la idea, según pudo saber Superdeporte, no solo de reforzar su posición, sino también de construir un proyecto a largo plazo alrededor de su filosofía.
No obstante, su mensaje fue perdiendo fuerza en el vestuario a pesar de que el equipo nunca dejó de competir independientemente de la circunstancia, pero las alarmantes derrotas frente al Valencia y el Athletic Club, más por las formas que por el resultado, terminaron sentenciándolo.
Precisamente, la primera parte contra los vascos, de carácter muy insuficiente, fue una señal casi definitiva. Y el desarrollo de la reunión posterior al batacazo, cuya duración fue de alrededor de dos horas, concluyó con un despido que, aunque se piense que es la mejor solución, duele en Orriols.
Pese a ello, Calero se despedirá del Levante en rueda de prensa feliz y orgulloso por lo vivido como levantinista. “Charlaré con todos y agradeceré el cariño y los momentos muy buenos que hemos vivido aquí y los menos buenos como hemos tenido. Salgo como entré, con una sonrisa”.
