Brandon Moreno es uno de los tipos más queridos de la UFC. Rebosa carisma, buen rollo y sigue siendo una de las grandes referencias dentro de la división del peso mosca (número 2). Finalmente, el de Tijuana regresa este fin de semana para medirse al japonés Tatsuro Taira en el UFC 323 de Las Vegas, una pelea de tres asaltos que huele a eliminatoria directa por el siguiente turno al título de las 125 libras que se disputan en el mismo evento Alexandre Pantoja y Joshua Van.
Después de rehacerse con triunfos a cinco asaltos ante Amir Albazi en Edmonton y Steve Erceg en México, Moreno llega al T-Mobile Arena con un récord de 23-8-2 y, sobre todo, la sensación de haber recuperado el punto justo que le llevó a besar la gloria. El público hispano estará de nuevo del lado de aquel niño regordete de Tijuana que ayudaba en el negocio de piñatas de sus padres antes de convertirse en el primer campeón nacido en México en toda la historia de la UFC.
Criado en la Baja California, Moreno empezó en las artes marciales mixtas con 12 años, casi por obligación: su madre lo apuntó para que hiciera ejercicio y perdiera peso. Lo que comenzó como una actividad para despegarlo de los videojuegos y la comida chatarra se convirtió en una obsesión y en una profesión.
Parte del magnetismo de Moreno con los aficionados está en que, fuera de la jaula, se comporta más como coleccionista “friki” que como peleador. Es famoso su amor por los LEGO y los Funkos: tiene una habitación entera dedicada a estos muñecos y a sets de construcción que monta durante los campamentos para desconectar de la presión de competir.
Lejos de esconderlo, el mexicano presume de su faceta de friki. Ha participado en retos de LEGO organizados por la propia UFC, concede entrevistas enseñando sus vitrinas y, cuando no entrena, comenta veladas para la audiencia hispanohablante y colabora en podcasts. Es, quizá, el campeón más reconocible para el público casual latino: un chico que podría estar en la fila del cine con una sudadera de Dragon Ball y, 24 horas después, peleando por un cinturón mundial.
De cara a la pelea ante el japonés, la experiencia de Moreno en noches de título podría jugar a su favor, y en la previa del combate ya avisó de que está listo para ganar a su rival: “Estoy muy emocionado, todo el respeto para mi rival pero voy a ganar”. Además de hablar de su rival, a Brandon le tocó afrontar una situación de lo más incómoda en la rueda de prensa previa a este UFC 323.
¿QUÉ PASÓ ENTRE BRANDON MORENO Y HENRY CEJUDO?
Y es que la semana del evento también ha servido para cerrar o al menos curar una de las historias más humanas alrededor de su figura: el desencuentro con Henry Cejudo, peleador del peso gallo nacido de inmigrantes mexicanos en Los Ángeles, y es que ambos comparten una larga trayectoria juntos en las artes marciales mixtas.
El tijuanense vivió en Arizona con el campeón olímpico cuando apenas intentaba abrirse paso en ligas menores estadounidenses. Cejudo le abrió la puerta de su casa y de su gimnasio, le ayudó a mejorar su lucha y lo empujó a entrar en The Ultimate Fighter. Sin embargo, la relación empezó a resquebrajarse cuando, ya dentro del reality, la UFC lo colocó en el equipo de Joseph Benavidez, el mismo que había derrotado a Cejudo en una pelea reciente. En ese entonces, el mexicoamericano se sintió traicionado. Años después, el golpe emocional se devolvió: Moreno vio cómo Cejudo se ponía del lado de su gran némesis, Deiveson Figueiredo, ejerciendo de entrenador para intentar quitarle el cinturón mosca.
Desde entonces, hubo silencios largos, indirectas en redes y llamadas constantes a un posible combate entre ambos, nunca concretado. Cejudo llegó a decir que pospondría su retiro si la UFC le ofrecía a Moreno, mientras que el mexicano, centrado en la división del peso mosca (en la que fue campeón), se mostraba cada vez más cansado del ruido.
Todo eso desembocó en la rueda de prensa de UFC 323, donde la organización los sentó lado a lado. Cejudo tomó el micrófono, reconoció sus errores, recordó que llevaban casi una década sin hablar y, con la voz entrecortada, le pidió un abrazo para cerrar el capítulo y, quién sabe, retomar una amistad de hace muchos años. “Realmente quiero terminar con esto, no creo que me tengas miedo, odio, ni nada de eso y también disculpa, porque tenemos 9 años sin platicar y poquito la plática que tuvimos ahorita me recordó mucho a cuando estábamos en el carro cantando… quiero terminar con el pleito y la única manera es con un abrazo”; a lo que Moreno, visiblemente incómodo, aceptó a medias y respondió : “Realmente aprecio los comentarios hermano. Siendo honesto, soy más privado que tú, preferiría hablar contigo detrás de cámaras y me siento un poco incómodo con toda la gente enfrente, pero realmente lo aprecio”.
