Milagro, gesta, heroicidad… llámenle cómo quieran. Italia necesitaba ganar por una diferencia de nueve goles para arrebatarle la primera plaza del Grupo I y sellar su clasificación al Mundial. Existía un precedente al que agarrarse: 9-0 ante Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. Dicha goleada, sin embargo, no llegó. Y eso que Esposito abrió el marcador en el 11′. La (poca) esperanza de un San Siro lleno hasta la bandera fue desvaneciendo con el paso de los minutos y se esfumó por completo tras el trallazo de Antonio Nusa al inicio del segundo tiempo. La Azzurra, pues, se la tendrá que jugar en la repesca, la tercera de forma consecutiva, donde cayó en las dos anteriores.
Una gesta fallida que significa, por tanto, que Noruega regresa a una Copa del Mundo 28 años más tarde. El país escandinavo está de celebración. Y no es para menos. Una generación dorada de futbolistas de la talla de Erling Haaland, Alexander Sørloth, Julian Ryerson o un Martin Odegaard ausente por lesión, liderada por Ståle Solbakken le dio la vuelta al tanto inicial del punta interista y redondeó una noche para el recuerdo con un doblete del de siempre, de un Erling Haaland que suma la friolera de 16 dianas en ocho encuentros en esta fase de clasificación.
La guinda, eso sí, la puso un Jorgen Strand Larsen que se merendó a Mancini y sacó un disparo con rosca para batir a Donnarumma en el añadido. Al final, la goleada tuvo la firma de los escandinavos.
La Azzurra no juega un Mundial desde 2014. Y no supera una fase de grupos desde 2006, cuando sumó su cuarta estrella. No le queda otra que jugársela en una repesca que promete emociones fuertes y que no se le dio demasiado bien hasta la fecha: cayó en 2018 ante Suecia e hizo lo propio en 2022 contra Macedonia del Norte.
