Lamine Yamal, in his first game at the new Camp Nou


Una gran tarde acarrea un sinfín de detalles. De momentos. De guiños. De situaciones rocambolescas. De giros de guion inesperados. Fue una jornada feliz para el barcelonismo. Redonda. Tanto a nivel deportivo como emocional. Volver a casa 909 días después. Dos años y medio. Con el estadio todavía a medio hacer, sí. Pero con el aura, el esqueleto. La esencia.

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