El Nàstic inicia este sábado (21.00 h) una nueva etapa bajo el mando de Cristóbal Parralo, que vivirá su debut en el banquillo grana en el Enrique Roca frente al Real Murcia, aunque no podrá sentarse en él por sanción. El técnico cordobés llega con poco tiempo para implementar su idea de juego, pero con las ideas claras y una fe firme en el grupo. “La predisposición de los jugadores ha sido muy buena. Tengo confianza en la fortaleza y la ilusión del equipo”, expresó en la previa.
Durante la corta semana de trabajo, Parralo ha insistido en conceptos básicos: presión organizada, control del juego y ambición ofensiva. “No me gustan los partidos donde no hay control. Quiero que el equipo tenga el balón, marque el ritmo y sepa cuándo atacar”, subrayó el entrenador, que ya tiene definido su once titular aunque prefirió no desvelarlo: “Lo tengo claro, pero los jugadores aún no lo saben.”
El debut llega en un escenario cargado de recuerdos: el Murcia-Nàstic fue uno de los grandes duelos de la pasada temporada, cuando los tarraconenses asaltaron el Enrique Roca y alimentaron el sueño del ascenso. Ahora el contexto es distinto. El Murcia, penúltimo en la tabla con solo dos victorias, atraviesa un momento delicado y ha confiado en Adrián Colunga para revertir la dinámica tras la destitución de Etxeberria.
El cuadro grana, en cambio, busca una reacción inmediata tras las últimas dudas. Parralo llega con la misión de devolver identidad y equilibrio, mientras el vestuario respira un aire de renovación. El delantero Marcos Baselga sigue siendo duda por molestias, pero el técnico confía en el fondo de armario para suplirle.
Enfrente estará un Murcia talentoso pero irregular, con el esloveno Flakus Bosilj como principal amenaza ofensiva (4 goles en liga) y jugadores contrastados como Pedro León o Ekain Zenitagoia. Sin embargo, su fragilidad defensiva y los errores del meta Gazzaniga han lastrado al equipo.
El arbitraje también añade morbo: Abraham Domínguez Cervantes, el mismo colegiado del polémico penalti en el ‘play-off’ de Zubieta, dirigirá el encuentro. Un detalle que no ha pasado desapercibido en Tarragona.
