En este inicio de temporada del Real Zaragoza, pocos jugadores han rendido a un nivel suficiente y ninguno lo ha hecho con la altura, la continuidad y la regularidad que requiere un torneo de 42 jornadas. Ha habido futbolistas que han sido fijos para los tres entrenadores que ha tenido el equipo cuando han estado bien físicamente: Insua, Francho y Guti sobre todos los demás.
El resto, con la excepción hecha de Akouokou, que también era habitual de la partida cuando estuvo disponible, han ido entrando y saliendo de la alineación por su falta de constancia y por acumular más deméritos que méritos. Gabi Fernández, Emilio Larraz y Rubén Sellés han ido probando nombres y soluciones en busca del equipo ideal y de una base sobre la que construir el presente y el futuro.
Gabi no lo logró, Larraz no tuvo tiempo para nada y Sellés está empezando su camino con unas ideas claras y un buen puñado de hombres de confianza: Aguirregabiria, Insua, Pomares, Francho, Guti, Valery o Soberón. El valenciano no es un entrenador inmovilista. Cuando los resultados no llegaban a pesar de cierta mejoría sin ningún efecto, reinventó su fórmula y readaptó piezas: ante el Huesca modificó el sistema, jugó con dos delanteros y Guti pasó al medio, su lugar más natural.
El cambio fue de modelo y también de nombres. En un partido que igual no era frontera para el entrenador pero que empezaba a estar cerca de serlo, Sellés fue valiente e introdujo variaciones importantes. La principal, en la portería, donde Esteban Andrada entró por Adri Rodríguez después del partido dubitativo en Granada del guardameta cedido por el Alavés. Un relevo más justo en este momento que cuando Gabi lo relegó a la suplencia sin ningún demérito. Eso sí, Andrada es un arquero más hecho. Lo era entonces y lo es ahora.
La otra gran novedad fue la aparición en el once inicial de Keidi Bare. El albanés hizo pareja con Guti y estuvo muy metido en la primera parte. En la segunda se fue quedando sin resuello hasta que fue sustituido, eso sí un poco tarde. De primeras, la apuesta por Keidi también funcionó. Como la de Radovanovic, correcto toda la noche hasta que fue expulsado en una acción en la que midió mal los espacios, reaccionó tarde y con lentitud y acabó derribando a Ntamack.
Sellés también apostó por Kodro como referencia en ataque y juntándolo con Soberón, al que el entrenador tiene gran fe y con el que volvió a insistir a pesar de que está lejos de ser el que fue la temporada pasada. El bosnio entró en el encuentro igual que el resto: con mucha actividad y esfuerzo físico. Pudo hacer gol a la salida de un córner haciéndose el espacio en el área con un movimiento de delantero puro pero su disparo se fue fuera. Como todos, también fue de más a menos. Trabajó a destajo.
Con la victoria ante el Huesca, la zona de la permanencia queda a seis puntos, todavía muy lejos. El camino va a ser tortuoso, largo y muy difícil. El Real Zaragoza puso la primera piedra. Requerirá de muchas más para que la resurrección sea completa. En esta travesía, Sellés necesitará de todos sus jugadores. Fue una buena noticia que los que entraron en el once tuvieran una respuesta a la altura.
Via: The Aragon Newspaper
