El primer gran test de Aïcha Camara, con 18 años, llegó en uno de esos escenarios que miden nivel y, sobre todo, carácter. En Stamford Bridge, su primer gran escenario europeo después de los 23 minutos que disputó ante el Leuven en el Johan y de jugar el domingo en el Estadi Olímpic, entró por Brugts —que aguantó lo que pudo tras su susto en el clásico— y asumió media hora de máxima exigencia en la Champions.
Le faltaba experiencia ante rivales de este nivel, pero ya había demostrado en el clásico que puede aparecer sin aviso y rendir: salió sin calentar y frenó a Athenea con una madurez impropia de su edad.
Pere Romeu volvió a confiar en la canterana y le tocó una papeleta incómoda: defender a Baltimore, Thompson y luego Macario, tres de las jugadoras más incisivas del Chelsea. Aïcha respondió como si llevara años en este escenario. Puso bien el cuerpo, ganó duelos importantes —dos de dos— y jugó con una seguridad pasmosa. Cerró su primer gran examen europeo con un 100 por cien de acierto en el pase: diez entregas, diez buenas decisiones.
No fue solo una aparición más. Fue una declaración. El primer paso firme de una futbolista que empieza a escribir su nombre en Europa. Como contó SPORT, el Barça trabaja para blindarla, consciente de que tiene que formar parte del futuro del equipo
