El periodista y diputado de ERC Francesc-Marc Álvaro (Vilanova i la Geltrú, 1967) publica el libro ‘El Franquismo en tiempos de Trump’ (Pòrtic), un ensayo en el que combina su conocimiento sobre el régimen de Franco con la experiencia de convivir con la extrema derecha en el Congreso.
En su libro habla de Vox como un partido neofranquista. ¿Qué hay de aquel régimen en Vox?
En primer lugar, su personal político procede en parte de quienes nunca aceptaron el juego democrático. En segundo lugar, porque articula la existencia de un franquismo sociológico que nunca ha desaparecido de España y, de manera singular, de Madrid. En tercer lugar, porque evita los errores clásicos de los partidos neofascistas posteriores a 1975, que reclamaban el regreso de la dictadura. Como siempre digo, ellos [Vox] They are what they are, but they are not stupid; Therefore, what they do is not ask for Francoism again, but rather legitimize the existence of Francoism as a good and necessary period. And, fourthly, because they challenge the basic pillars of the democratic system.
Si Vox llega al Gobierno, ¿cree que intentará rehabilitar la figura de Franco?
Eso ya ha pasado. Es decir, no hablamos en futuro: ya han rehabilitado la figura de Franco. Diré más: sin la rehabilitación de la figura de Franco no existiría Vox, ni el enorme apoyo que tiene. Todo va junto. Por ejemplo, no se entendería la existencia de Vox si no tenemos en cuenta que desde hace algunos años existe en España una pseudo-historiografía liderada por Pío Moa, que lo que hace es explicar de forma sectaria y falsa los acontecimientos de la Guerra Civil y la dictadura. Vox se alimenta de unas cenizas de la dictadura que simplemente reaviva.
Denuncia que el franquismo nunca ha abandonado los centros de poder del Estado. ¿Qué papel ha tenido eso en el auge de la extrema derecha?
El franquismo sociológico se camufló, pero nunca desapareció. En el mundo de la alta judicatura, las grandes empresas, la alta función pública y en determinados círculos de poder en Madrid, los franquistas y sus continuadores participan de esa inercia. Y, repito, no es que quieran instaurar una nueva dictadura, es que consideran que la dictadura fue un periodo necesario.
Se han roto muchos consensos. Ser facha está legitimado y es tan normal como ser demócrata. Ese es el nuevo paradigma
En el libro se dice que en 1975 ser facha era ridículo y rancio, y ahora es ‘trendy’. ¿Es lo que ve en Madrid?
Es lo que veo en Europa y en el mundo. El fenómeno es muy poco local, muy poco español. Es un fenómeno global. Ser reaccionario, facha, ultra, está de moda porque hay una cadena imitativa a nivel global: Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, Eslovaquia, Hungría, España, Catalunya con Aliança Catalana… Se han roto muchos consensos y, por esta vía, ser facha está legitimado y es tan normal como ser demócrata. Ese es el nuevo paradigma.
ERC deputy Francesc Marc Álvaro in the hotel where he gave the interview. / Elisenda Pons
Una encuesta reciente del CIS revela que un 20% de los jóvenes españoles cree que los años de la dictadura fueron buenos o muy buenos. ¿El auge de la extrema derecha se explica sobre todo por su penetración entre los jóvenes?
Hay un crecimiento fuerte y rápido. Lo relaciono con el atractivo que siempre ha tenido la opción totalitaria entre los jóvenes. Y lo conecto con lo que ocurrió en los años 20 y 30 del siglo XX. Los totalitarismos, en general, resultan atractivos para la juventud: lo eran y vuelven a serlo, por desgracia. ¿Por qué? Podríamos decir que contienen dosis de narcisismo, colectivismo, resentimiento y necesidad de reconocimiento. Lo que a mí me sorprende es que las lecciones de los campos de exterminio, las lecciones de los totalitarismos, es como si las hubiéramos borrado. Lo más desconcertante, como persona adulta, es descubrir que todas esas lecciones no existen para una parte de la población.
El libro señala que se ha fallado en la transmisión de los valores democráticos a las nuevas generaciones. ¿Han fallado los padres, la escuela, las instituciones, todos?
Decir que han fallado la educación y las familias en general es injusto, porque hay familias y escuelas que han hecho su trabajo. Ha fallado la democracia española. Hay una responsabilidad de los gobiernos de Felipe González. González lidera un gran cambio en España, pero ese gran cambio tiene un gran déficit: no establecer una pedagogía democrática de fondo que incluya la cuestión histórica. Hasta la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero no se habló de memoria.
Todos los que no formamos parte de ese populismo ultra, estamos obligados a repensar en qué hemos fallado
La sensación es que, por ahora, se está perdiendo la batalla contra la extrema derecha.
Desde un punto de vista objetivo, es muy difícil detenerla, pero nosotros, los demócratas, estamos obligados a pensar qué hemos hecho mal y corregirlo. Y debemos hacerlo muy deprisa. Es como si, en medio de un incendio, tuviéramos que pensar exactamente por qué han fallado los sistemas de alarma. Pero hay que hacer las dos cosas: apagar el fuego y repensar los sistemas. La socialdemocracia, la democracia cristiana, el liberalismo… todos los que no formamos parte de ese populismo ultra que viene, estamos obligados a repensar en qué hemos fallado.

The journalist and ERC deputy in Congress Francesc-Marc Álvaro. / Elisenda Pons
¿Debe hacer autocrítica la izquierda?
Todos los partidos demócratas de cualquier sistema político deben pensar en qué hemos fallado. En el libro insisto mucho en la responsabilidad de los demócratas conservadores. Lo que ha hecho el PP en España es seguir a Vox, y eso ha terminado alimentando a Vox. Porque el objetivo de Vox no es ser complementario del PP, sino sustituirlo. Y eso es lo que creo que los dirigentes conservadores todavía no han visto.
Lo que ha hecho el PP en España es seguir a Vox, y eso ha terminado alimentando a Vox
No hay un manual para hacer frente a la extrema derecha, pero si tuviera que empezar por algún lado, ¿por dónde lo haría?
Existe la batalla por la verdad. Ellos han conseguido que la verdad no pese y no tenga ninguna trascendencia en el debate político, y eso debemos revertirlo.
Apunta en el libro que una de las recetas es fortalecer las democracias liberales. ¿Cómo se hace eso?
Eso sería otro libro. Creo que, de entrada, fortalecer la democracia liberal significa fortalecer la política frente a la antipolítica. Estamos pagando el fuerte desprestigio de los mecanismos de representación vivido en los últimos años. Repensemos aquellas actitudes, comportamientos y discursos que fabrican antipolítica. Por ejemplo, esa constante necesidad de convertir las batallas políticas en batallas terminales, de todo o nada.
En Catalunya existe Aliança Catalana. ¿Hay diferencias con Vox más allá de la cuestión independentista?
Aliança Catalana es exactamente la réplica catalana, con bandera independentista, de lo que hemos visto en Europa con Meloni, Orbán o Le Pen, y también tiene una conexión con Vox. Aliança Catalana va con la bandera independentista y lo que quiere Vox es una España muy centralista, pero comparten la misma agenda: la de Trump.
Junts se mueve solo para acaparar el foco
Hablemos de actualidad política en el Congreso. Junts ha roto con el PSOE. ¿Cómo lo ve?
Creo que su táctica de la amenaza constante corre el riesgo, como todas las tácticas reiteradas, de agotarse en sí misma, y muchas veces tengo la sensación de que Junts se mueve solo para acaparar el foco. Le preocupa más la atención que el efecto real sobre la realidad.
¿Está la legislatura de Pedro Sánchez herida de muerte?
Sánchez ha conseguido una legislatura con una constante mala salud de hierro y hasta el último día será así. Es una legislatura en la que cuesta mucho hacer algo, pero también cuesta mucho que haya una alternativa porque los números no dan.

Recent image of Francesc-Marc Álvaro in a plenary session of Congress. / ACN
ERC está negociando una nueva financiación. ¿Hay horizonte de acuerdo?
El problema es que Sánchez dice una cosa y parece que la señora [Maria Jesús] Montero does not listen to his head of government. There is a commitment assumed by Sánchez and it must be fulfilled.
¿En qué punto está la paciencia de Esquerra ante este incumplimiento?
Nosotros no jugamos a agitar cada día el espantajo de las rupturas. Preferimos otra forma de trabajar, pero si esto no se cumple tendrá efectos, porque en política siempre los hay cuando las cosas no funcionan.
Usted es periodista y hace dos años aceptó el encargo de ser diputado. ¿Cómo va la experiencia?
Es gratificante pensar que, aunque la política tiene muy mala prensa hoy en día, puedes ayudar de alguna manera a sacar cosas adelante. Lo que más me ha sorprendido al pasar de observador de la política a practicarla es que, cuando estás dentro, te das cuenta del peso inevitable que tiene el azar en muchas decisiones. El azar determina más de lo que creemos el juego político.
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