¿Qué le lleva a presentarse de nuevo como candidato?
Sinceramente, yo hubiera preferido que fuera otra persona, pero algunas personas no se atrevían a dar el paso y pensé: “Bueno, tendré que ir yo”. Soy consciente de la edad que tengo, pero me encuentro bien. Llevo toda mi vida viviendo los problemas de Extremadura. No soy un regionalista ocasional, no estoy aquí para buscar un puesto. Esto lo vivo mucho y por eso sigo defendiendo lo que siempre he pensado.
¿Qué puede hacer el regionalismo por Extremadura que no hayan logrado ya PP y PSOE?
Pues basta revisar lo que no tenemos. A pesar de que Extremadura es una región más grande que países como Suiza y Holanda, seguimos contando con un millón de habitantes y estamos perdiendo población: cerca de medio millón desde los años 50. Estamos siempre los últimos en todo. Los diputados y senadores extremeños, del partido que sean, no son libres. No pueden defender los intereses de Extremadura porque la disciplina de partido se lo impide. No hay mala voluntad, simplemente no pueden actuar como lo hacen los catalanes o los vascos defendiendo lo suyo.
Los diputados y senadores extremeños, del partido que sean, no son libres.
Si Extremadura está siempre a la cola, ¿por qué no existe un sentimiento regionalista más fuerte?
Porque muchos creen que votando al grande obtendrán más. Pero luego, ¿quién decide? No lo decide un extremeño, sino las cúpulas de Madrid. El artículo 67.2 de la Constitución dice que el voto imperativo está prohibido, pero ningún partido lo respeta. Los diputados están sometidos a disciplina, lo he denunciado muchas veces. El truco está en que el voto extremeño, una vez sale de Extremadura, deja de ser extremeño.
¿Puede ser el 21 de diciembre el momento del regionalismo?
Tal y como están hechas las leyes y los reglamentos, es casi una utopía. Todo está pensado para que los grandes tengan más poder, unos y otros. Cuando Extremadura Unida sacó cinco diputados aquí, tuvimos más visibilidad, pero a nivel nacional no pintábamos nada. Las estructuras no están hechas para que podamos ser libres en el Congreso de los Diputados o en el Senado. La disciplina de partido es un enemigo mortal para Extremadura.
La disciplina de partido es un enemigo mortal para Extremadura
¿Qué se podría hacer para cambiar el rumbo de la región?
A nivel utópico, que los extremeños guardaran sus votos o que no se los entregaran a nadie. Y que los grandes partidos, si quieren algo, vengan a pedir el apoyo, pero eso supone un cambio de mentalidad muy grande. No somos separatistas, no buscamos privilegios, solo igualdad. Si en casi 50 años no hemos salido del último lugar, algo falla estructuralmente.
¿Qué opinión tiene sobre la central nuclear de Almaraz?
En su día fui de los que más se opuso porque la nuclear era vista casi como un mal. Nos impusieron dos centrales sin consultarnos. Ahora que la energía nuclear se considera ‘verde’, que los pueblos dependen de ella, deciden cerrarla… y tampoco nos consultan. Cuando propusieron instalarla en País Vasco se detuvo el proyecto. ¿Y dónde se instalaron? En Extremadura. Y para colmo, el País Vasco recibe más de 200 millones al año por tener allí la sede empresarial, cuando el riesgo teórico lo hemos asumido nosotros.
