La Secretaría de Organización de la Comisión Ejecutiva Federal que encabeza Rebeca Torró ha iniciado el procedimiento para suspender cautelarmente de militancia al presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, tras ser acusado de acoso sexual por hasta seis mujeres de su partido. Tomé ha dimitido como presidente de la Diputación, pero no como alcalde del municipio lucense de Monforte de Lemos. Por ello, el PSOE le ha exigido que deje la Alcaldía y entregue, también, su acta como diputado por Lugo.
En coordinación con la dirección del PSdeG y ante “la gravedad de las acusaciones por presunto acoso conocidas sobre José Tomé”, la dirección federal también ha tomado la decisión de nombrar “de inmediato” una comisión gestora en la provincia de Lugo, que lideraba el acusado. Según las denunciantes, el dimitido presidente de la Diputación de Lugo habría ofrecido puestos de trabajo “a cambio de favores sexuales”, enviado mensajes obscenos y subidos de tono, y realizado “tocamientos no autorizados”.
La comisión antiacoso recibió el pasado lunes por la tarde una denuncia y diversos testimonios de este caso, iniciándose ese mismo día el trámite de análisis y contraste, aunque no trascendió hasta que anoche se hizo eco del contenido de las denuncias el programa Código 10, de Cuatro. Esta misma mañana, Tomé rechazaba dimitir y negaba las acusaciones al tildarlas de “un montaje”. Desde el BNG, socio en la Diputación de Lugo, elevaban la presión amenazando con retirar su apoyo. “Si no dimite, el PSOE tiene que apartarlo de sus cargos”, instaba la portavoz de los nacionalistas gallegos, Ana Pontón.
Según explican desde Ferraz, el expediente seguirá su curso hasta concluir con el informe de conclusiones. La suspensión de militancia, aunque por el momento cautelar, no supone así el fin del procedimiento. Los socialistas defienden un equilibrio entre el respeto a la presunción de inocencia y los protocolos establecidos para poner en valor que ni minimizan la gravedad del acoso ni protegerán “jamás a quienes lo practiquen”. Según estos protocolos, el PSOE debe apartar de sus cargos a los acusados si las denuncias tienen fundamento y verosimilitud.
“La violencia machista es incompatible con los valores del Partido Socialista. Vamos a seguir actuando con contundencia y protegiendo a las víctimas. Ni ha habido ni habrá impunidad”, aseguraba contundente la secretaría de Organización del PSOE, Rebeca Torró, a través de la red social X. Torró ha estado en el punto de mira de algunas de las feministas dentro del partido que alertaron sobre la falta de celeridad en la gestión del caso Salazar.
Más allá de recoger el guante lanzado por las feministas del partido para mejorar los protocolos y atajar este tipo de situaciones, Sánchez daba un golpe en la mesa el pasado domingo con el cese de quien era ‘número dos’ de Salazar en Moncloa, Antonio Hernández. La persona que, según el relato de las denunciantes publicado por ‘eldiario.es’, actuaría como encubridora de Salazar y se habría dedicado a hacerles luz de gas. En medio de esta polémica, además del caso de Tomé, anteriormente saltó otro que afecta al líder de los socialistas han saltado otros casos como los que afectan al líder de los socialistas en Torremolinos, Antonio Navarro.
“Problema estructural”
Frente a la utilización de los populares de estas denuncias, los socialistas piden que sigan sus pasos y hagan más contra el acoso. Los populares aseguran contar con este tipo de protocolos, aunque más genéricos y centrados en el acoso laboral. “Si el PP cree que no tiene a ninguna mujer en esta situación está negando la evidencia”, reprochan fuentes del Gobierno echando mano de una encuesta del ministerio de Igualdad según la cual una de cada tres mujeres reconocen haber sufrido acoso sexual.
Este mismo martes, los socialistas llevaron una denuncia a la Fiscalía del Supremo contra el alcalde de Algeciras y senador por Cádiz del PP, José Ignacio Landaluce, por delitos de malversación de caudales públicos, tráfico de influencias y acoso o abuso sexual. Desde Ferraz enmarcan esta realidad como resultado de un problema estructural que en lugar de ignorar buscan hacer aflorar y atacar con “tolerancia cero”.
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