Moncloa ha pasado de rebajar la ruptura de Junts a directamente ignorarla. Ni cambios en su hoja de ruta, pues se mantiene la pretensión tanto de presentar los Presupuestos como de seguir sin cambios con su agenda legislativa, ni tampoco en su estrategia negociadora. Ley a ley. “Vamos a hacer lo mismo que la primera mitad de la legislatura”, explicaba este lunes el ministro de Presidencia y Justicia y uno de los principales negociadores con Junts, Félix Bolaños.
Para muestra, la aprobación este martes en el Consejo de Ministros del proyecto de reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (Lecrim). Sentado a su lado en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ratificaba sus palabras: “Vamos a seguir con la misma tónica con la que llevamos trabajando desde hace años”. “Diálogo” y “mano tendida” es la máxima frente a la decisión de la dirección de Junts de dejar de sostener al Ejecutivo.
Fuentes del Gobierno explican en privado que nada cambia pues entienden que Junts ya trataba de negociar ley a ley tras el acuerdo de investidura y que su voto nunca estuvo garantizado. El hecho de que por el momento no esté sobre la mesa de los posconvergentes promover una moción de censura, para la que necesitarían a PP y Vox, refuerza la tesis de los socialistas sobre que no se está ante un punto de inflexión en la legislatura. Al menos, sin diferir de otros órdagos de los de Carles Puigdemont, como cuando instaron a Sánchez a someterse a una cuestión de confianza.
La partitura, aunque “compleja”, según reconocen en Moncloa, seguirá siendo la misma y por ello insisten en la “tranquilidad” a la hora de afrontar la oficialización de una ruptura que entre este miércoles y jueves deberá someterse a consulta de la militancia posconvergente. Su convencimiento es que Junts no votará en contra de “leyes que beneficien a Catalunya” a pesar de esta decisión.
“No paramos de hablar, no será fácil, pero quedan dos años de legislatura”, apuntan otras fuentes del Gobierno conocedoras de las negociaciones. La normalidad con la que el Gobierno afronta esta situación contrasta con la valoración de otros grupos, como el PNV, cuyo termómetro siempre es tenido en cuenta Moncloa. “La posición trasladada hoy por Junts no hace otra cosa sino constatar lo que ya se sabía: que existe una mayoría negativa en el Congreso”, advertían fuentes de la formación jeltzales tras conocerse el rechazo de Puigdemont. Si bien no creen que “el Gobierno vaya a caer mañana por la mañana”, sí apuntan que se ha activado el reloj de la cuenta atrás. “Un parlamento sin mayorías ni presupuestos no es muy sostenible en el tiempo”, concluyen.
No comparten este análisis en el Gobierno, confiando en que Junts no tumbará iniciativas que no pueda justificar en Catalunya. “Solo el tiempo podrá decirnos si tenemos razón”, conceden en Moncloa. “Actuamos con normalidad, pero no como si no ha pasado nada”, se defienden.
Multirreincidencia
La intención pasa así por seguir trabajando “votación a votación” y sin dejar de lanzar guiños. Ni siquiera se cierran a una reunión entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, un compromiso que dicen mantener vivo en Moncloa. Asimismo, el ministro de Presidencia y Justicia, se abría este martes en público, como ya había avanzado este diario, a estudiar la ley contra la multirreincidencia de Junts que está varada en la comisión del ramo. Tras poner en valor el plan contra la multirreincidencia aprobado con la Generalitat, Bolaños apuntó respecto a la iniciativa de Junts que “claro que podemos volver a trabajar” en este asunto. Si cabe alguna mejora dijo, tras recordar que ya se modificó el Código Penal, “claro que la podemos trabajar”.
Los socialistas siguen defendiendo respecto a los incumplimientos que denuncian los posconvergentes del acuerdo de Bruselas para la investidura de Pedro Sánchez, firmado hace ahora casi dos años, que están sacando adelante “lo que está en nuestra mano”. “En lo que está en manos de otros”, añaden, “estamos trabajando para que se cumpla”.
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