Cuando se habla con colaboradores y dirigentes del PSOE sobre María Jesús Montero, suele aparecer una imagen recurrente: la de una malabarista de circo sosteniendo varios platos en el aire, siempre sonriente, siempre dispuesta al “más difícil todavía”. Si esos platillos están a punto de estrellarse contra el suelo o si la equilibrista mantiene la función en pie depende del cristal con que se mire y de las simpatías -o antipatías- hacia una dirigente que lleva más de dos décadas en la primera línea de la gestión y la política. Donde se dice platillos, léase problemas: el caso Salazar, el caso SEPI, el bloqueo con Junts, la falta de Presupuestos, la negociación fiscal con Cataluña que irrita al resto de comunidades… Una agenda sin tregua. El no va más de todo espectáculo.
Desde que desembarcó en Madrid de la mano de Pedro Sánchezpara ocupar un asiento en el primer Consejo de Ministros tras la moción de censura, su trayectoria ha sido una acumulación sucesiva de responsabilidades: ministra de Hacienda, vicepresidenta primera, negociadora con los grupos, vicesecretaria general del PSOE, secretaria general del PSOE-A y, oficiosamente, portavoz gubernamental cuando algún compañero se atasca ante la prensa, con la que sabe convivir en la olla a presión que es Madrid. Y todo esto mientras mantiene el cartel de candidata a la Junta de Andalucía para enfrentarse a la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno.
Esta semana horribilis para el PSOE ha surgido en algunos círculos una pregunta que hasta ahora nadie había verbalizado en público y que el partido intenta sofocar con vehemencia: ¿seguirá siendo ella la candidata? “No hay duda alguna. Lo será. Pero vendrá a Andalucía cuando Bonilla convoque elecciones, ni un día antes“, zanjan quienes trabajan a su lado. Una candidata multitarea cuya prioridad, insisten veteranos hoy integrados en su Ejecutiva, “es el Gobierno de España, y después todo lo demás”.
El caso SEPI, la piedra más incómoda
En una semana marcada por denuncias de mujeres contra dirigentes del PSOE y por el cuestionado resultado del informe del caso Salazar, en el que se elude llevar estas denuncias a la Fiscalía, el episodio más incómodo para la vicepresidenta ha sido la detención por parte de la UCO del ex presidente de la SEPI, Vicente Fernández. Fue un hombre de su confianza desde que lo nombró interventor general de la Junta en 2016 y con quien hizo el salto a Madrid. “Hace seis años que no tengo relación con él”, repitió Montero este viernes. “Ese señor”, dijo el día anterior. Nunca antes uno de sus nombramientos directos había dormido en un calabozo. Este sábado el juez lo dejó libre.
El nombre de Fernández aparece vinculado en la investigación -bajo secreto de sumario, dirigida por el juez Antonio Piña- a Leire Díez, una de las fontaneras del partido, y al ex secretario de Organización, Santos Cerdán, en una posible derivada más de la trama de mordidas en contratos públicos. La imagen de agentes de la UCO entrando en sedes del ministerio de Hacienda y Transición Ecológica para reclamar información de expedientes concretos es dificil de digerir. “Total colaboración a los agentes, puertas abiertas”, respondió a la prensa. Otro platillo más en el aire sin perder la sonrisa.
La vicepresidenta Yolanda Díaz, con la que Montero ha mantenido sonadas diferencias, ha pedido este viernes al presidente una “remodelación profunda del Gobierno“. Hay quien lee que la ministra de Trabajo le ha pedido a Sánchez que enseñe la puerta de salida a Montero. Pero, de momento, éste le ha dicho que de remodelación ni pensarlo porque no hay ningún ministro vinculado con casos de corrupción.
Este es el momento más grave del sanchismo en toda su historia”
La inquietud interna es evidente. “Este es el momento más grave del sanchismo en toda su historia”, afirma un miembro de la propia Ejecutiva de Montero. “La organización está acostumbrada a que el secretario general se saque un as de la manga… pero ahora lo que hay es desconfianza y desgaste”, describe esta fuente.
La influencia de Sánchez y los límites de la candidata
¿Dónde queda Montero en este escenario? “Está completamente alineada con Pedro Sánchez. Tiene personalidad propia en muchos asuntos, sí, pero a Pedro no lo contradice. Sólo hay que escuchar las respuestas ante la prensa de este viernes, son puro Sánchez: mejorar protocolos, somos feministas, no sé nada de Vicente Fernández… Es un calco de las suyas”, sostiene un dirigente territorial. Valoran, eso sí, que haya incorporado un matiz nuevo al respecto de las denuncias de acoso: si los comportamientos y actitudes que puedan estar viviendo las mujeres pueden ser constitutivas de delito, que acudan a los tribunales. “El PSOE no es sustitutivo de la justicia“, dijo.
Su equipo, con todo, pese a que es consciente del ruido actual echa la vista a lo conseguido estos meses, subraya cómo ha sabido ordenar las tareas con sus dos personas en el territorio –María Márquez y Paco Rodríguez, vicesecretaria general y secretario de organización del PSOE-A, respectivamente- e insiste en que han sabido canalizar el descontento de la sociedad andaluza con la gestión del PP. Dicen que “están mejor que hace un año” y que “Moreno ha ido a crisis por mes”. Dejar el lamento para otros y trabajar, trabajar, trabajar. Ya lo confesó Montero en Lo de Évole. Lo suyo es ascensor arriba y abajo del Ministerio.
The President of the Government, Pedro Sánchez, and the First Vice President and Minister of Finance, María Jesús Montero, during a Government control session, in Congress. / Eduardo Parra / Europa Press
Ni siquiera los críticos en sus filas, o los que miran con recelo su forma de dirigir el partido, ponen en duda la capacidad de trabajo ni la resistencia de Montero -“está entrenadísima para las crisis”- pero apuntan a un déficit siempre señalado: la cultura orgánica. “El partido es otro desde que está María Jesús, claro, y funciona de manera distinta, pero funciona y se han ordenado cosas, como toda la parte jurídica”, dice un estrecho colaborador sobre la vía judicial más presente en esta etapa. “Pero dentro del partido no tiene a nadie, a nadie. La autoridad que tiene es delegada porque habla en nombre de. Pero la confianza interna no se construye en un año“, critica otra voz.
El caso Salazar -las denuncias de acoso que la dirección conocía desde junio sobre uno de los hacedores de la resurección de Pedro Sánchez desde Dos Hermanas- ha evidenciado la “deuda emocional”, en palabras de un miembro de su Ejecutiva, que Montero tiene con Paco Rodríguez, su secretario de Organización, alcalde de Dos Hermanas y amigo personal desde la juventud. A las pocas horas de saltar este escándalo, cuando iba a ser nombrado en la Ejecutiva de junio tras la salida de Santos Cerdán, Rodríguez puso la mano en el fuego por su amigo Paco Salazar. Desde entonces, se le ha silenciado en este tema. Sólo ahora, cinco meses después y con el partido atónito ante el goteo de casos, Montero ha sido más clara ante la prensa aunque hay muchas mujeres socialistas que echan de menos más contudencia. Hay mucha mujer cabreada en el PSOE.
“¿Dónde está el Comité Federal? ¿La Ejecutiva Regional? Se está actuando como si esto no fuera un problema colectivo de la organización”
En estas últimas horas, el PSOE se ha convertido en un “mercado de llamadas”, recelos y rumores, un ecosistema al que Montero es profundamente ajena por puro pragmatismo: no le encanta el partido, le encanta la gestión.
Un partido sin terapia colectiva
Entre las críticas más repetidas estos días está la de alejar a los órganos internos de la gestión de las crisis. “¿Dónde está el Comité Federal? ¿La Ejecutiva Regional? Se está actuando como si esto no fuera un problema colectivo de la organización”, lamenta un dirigente. El resultado: teléfonos ardiendo, mensajes cruzados y una sensación de provisionalidad que crece. Este fin de semana, auguran, “va a ser muy duro en llamadas”. “En esto también hay fuego amigo y está cayendo gente que no se esperaba, si cae el sanchismo del primer cuño, todos pueden caer”, resume un dirigente socialista de Sevilla, que añade que a estas alturas, “el problema no es el nombre, es el tiempo”.
¿Dónde está el Comité Federal? ¿La Ejecutiva Regional? Se está actuando como si esto no fuera un problema colectivo de la organización
Si Moreno no altera el calendario, las elecciones son en junio como muy tarde y el PSOE-a, en shock como está en este momento, todavía tiene por delante una tarea que siempre reabre las heridas: la composición de las listas con provincias abiertas en canal. Queda mucho trabajo por delante para una candidata multitarea.
El lunes, Sánchez ofrecerá su balance del año y hay quien habla de que se sacará un as de la manga para frenar la caída al precipio que vive el PSOE. María Jesús Montero estará allí en primera fila. Con todos sus platillos en el aire.
