El president Salvador Illa ha aprovechado la bandera catalana que ha plantado Barcelona en su cita a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara para consolidar puentes con México, país al que tanto debe Catalunya y España por haber sido refugio de miles de vidas y ‘letras catalanas’ durante un franquismo que se alargó casi 40 años. Hoy más de 21.000 catalanes viven en México, muchos de ellos descendientes de esas generaciones emigradas, y casi 9.000 mexicanos residen en Catalunya.
Illa buscará afianzar este vínculo en los próximos meses con el diseño de un plan integral para Latinoamérica, parecido al que el Govern lanzó para Asia, tras visitar Japón, Corea y China. El proyecto fijará una hoja de ruta en América Latina con un horizonte de unos cuatro o cinco años. “México es el primer capítulo de la estrategia que queremos implantar en Latinoamérica”, anunció el president durante el viaje, en el que ha ido destacando la hermandad entre el pueblo catalán y el mexicano.
Los lazos
Durante seis días de viaje oficial, Illa ha enviado el mensaje de que el vínculo emocional que Catalunya y México mantienen como herencia del exilio debe servir para apuntalar una colaboración más amplia entre ambos territorios. Una cooperación que va desde el lazo cultural más evidente -con la memoria democrática en el centro de la agenda y un homenaje a los exiliados- hasta la innovación y la ciencia, con la renovación de la alianza entre el Supercomputing Center de Barcelona y la Universidad de Guadalajara como emblema. A ello se suma la vertiente institucional, plasmada con la propuesta de que Barcelona acoja una cumbre de regiones europeas y latinoamericanas, y la económica, escenificada en los encuentros con empresarios de las cámaras de comercio y con el multimillonario Carlos Slim, el hombre más rico de México.
President Salvador Illa in his speech in the Senate of Mexico. / ARNAU CARBONELL
En el Govern están convencidos de que México será el trampolín que impulse el acercamiento entre el mercado catalán y el latinoamericano, de quien Illa tiene claro que quiere ser socio prioritario. “Hay que estar abiertos al mundo“, ha insistido durante la estancia.
El president de Catalunya se marcha del país con los deberes empezados, pero no acabados porque todo esto se deberá traducir en proyectos, inversión y mayor intercambio empresarial con Centroamérica. En definitiva, con una “mayor presencia”. El primer paso: garantizar y facilitar una conexión directa entre sus capitales. Barcelona regresa a casa con un nuevo vuelo sin escalas a Ciudad de México bajo el brazo y la promesa del president de hacer lo propio con la línea Barcelona-Guadalajara. “Conectar economías y personas“, espetó el president.
Catalunya debe diversificar sus alianzas y buscar alternativas a un tablero geopolítico dominado por la pugna entre Estados Unidos y China, y encontrar vías que permitan sortear los aranceles. América Latina está llamada a ser clave en los próximos años y el jefe del Executiu sabe que es el momento de ganarse sus simpatías: “Es el primer paso” en esa dirección, pero habrá más. Por eso en los despachos del Palau de la Generalitat ya se trabaja en el próximo destino a un país del Cono Sur.
La peste porcina africana
A la apretada agenda institucional, Illa ha tenido que sumar las reuniones telemáticas para gestionar la crisis de la peste porcina africana en Catalunya, con el ruido de la oposición que apretaba para que regresara y cancelara su viaje institucional. Sorteó este episodio negando su retorno desde el primer momento y se propuso aprovechar la oportunidad para demostrar que su equipo de consellers es capaz de dar una respuesta a la altura de las circunstancias y que la alianza entre la Moncloa y la Generalitat funciona mejor que nunca.
“El Govern está integrado por personas que saben liderarlo, juzgo que puedo mantener mi agenda”, declaró pocas horas después de saltar las alarmas. El president zanjó el tema, despachó rápido y pidió al conseller de Agricultura, Òscar Ordeig, que cogiera el timón de la crisis e hiciera un contacto informativo cada mañana para dar parte del estado de la cuestión. Si el president no podía estar de cuerpo presente, el vacío lo debía llenar la comunicación constante. A Albert Dalmau, el conseller de la Presidència delegó la coordinación y a la titular de Interior, Núria Parlon, el operativo sobre el terreno.

President Salvador Illa meets with the Secretary of Agriculture of Mexico, Julio Berdegué, to talk about swine fever. / Arnau Carbonell
Illa calmó aguas con el sector de puertas para dentro y también públicamente, mandó directrices para cuidar a los alcaldes de las regiones afectadas y lanzó el mensaje a la oposición de que en el extranjero también podía ser útil y maniobrar para ayudar el sector. Lo escenificó con una improvisada reunión con el Gobierno mexicano para acercar posiciones y abrir la puerta al levantamiento del veto a las exportaciones de carne porcina. México respondió con la promesa de mantener comunicación directa con su equipo y estudiar la reapertura del mercado porcino “lo antes posible”.
En su agenda ya había programado ir directo del Aeropuerto de Barcelona al Parlament a someterse a las preguntas de los partidos en la sesión de control del pleno, antes de que estallara la crisis por los jabalíes. “Un president es president todos los días del año, sin excepción“, justifican fuentes de su equipo.
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