Carlos Mazón anunció un lejano 12 de septiembre de este año que el 4 de noviembre el hasta entonces vicepresidente Francisco José Gan Pampols se despediría del Consell y al día siguiente anunciaría una reforma del Ejecutivo. Mazón estaba con la fuerza del inicio de curso político e intentaba proyectar estabilidad y liderazgo hasta 2027. Pero llegó el aniversario de la mortal riada, llegó el homenaje de Estado y la escena de las familias mostrándole su rechazo ante toda España, con los líderes políticos asistiendo en directo a los gritos y miradas, y se acabó la etapa Mazón. “No puedo más”, anunciaba en el Palau el día 1 de este mes. Se iba. La remodelación quedaba por tanto aparcada, porque lo que corresponde ahora es constituir un nuevo Consell. Esa será la primera misión del candidato del PP, Juanfran Pérez Llorca, si logra el jueves próximo el apoyo de Vox para ser president.
Lo esencial para los populares en este momento es ese respaldo. Las dos fuerzas de la derecha dan muestras claras de sintonía y disposición, aunque de momento no hay acuerdo formal. Pero sería absurdo pensar que el elegido para relevar a Mazón no está pensando ya en el día después de la investidura. Ha mantenido conversaciones privadas con nombres importantes del partido de cara a las decisiones que tendrá que tomar previsiblemente y, según ha sabido este diario, el planteamiento hasta este momento no es de transformación radical del Ejecutivo. Habrá cambios, para marcar que se abre un tiempo nuevo. Pero no será una intervención quirúrgica total. La razón es que una operación de este calado requeriría tiempo para aterrizar y poner en marcha los nuevos equipos, y tiempo es lo que menos tiene Pérez Llorca: poco más de un año por delante para abrir una etapa de gobierno nueva, consolidarse, revertir la caída del PP y, con ello, reivindicarse como una opción de cartel electoral en mayo de 2027.
La paradoja en todo este engranaje es clara: construir una etapa diferente y nueva con un equipo de gobierno heredado en gran parte del líder anterior. Esa ecuación compleja deberá resolver Llorca.
Meeting of the full Council, with Mazón (standing). / JM LOPEZ
Las fuentes del partido consultadas dan por prácticamente seguro que los dos vicepresidentes actuales se van a mantener en el nuevo Consell. Vicente Martínez Mus acaba de asumir el mando de la reconstrucción tras la dana y ese es el objetivo principal de legislatura tal como reitera cada vez que puede Pérez Llorca. Susana Camarero es un referente histórico, con contacto fácil con Génova, y se ocupa de un área extensa y sensible del Gobierno.
La portavocía: posible cambio
Otra cosa, subrayan las fuentes consultadas, es que pueda producirse algún baile de competencias en las vicepresidencias. Uno de los movimientos que se daba por seguro en la remodelación de Mazón es que Camarero dejaba de ser la portavoz del Ejecutivo (ya relevó en este puesto a Ruth Merino, la primera elegida) para centrarse en la gestión y la coordinación del Consell. Habrá que ver ahora si esta intención se mantiene y Llorca busca nuevo rostro y voz para su Gobierno. Encaja con la idea de ofrecer la imagen de una etapa diferente.
Marciano Gómez y José Antonio Rovira han ocupado las carteras con más presupuesto y personal (Sanidad y Educación) y las que suelen ser de mayor conflictividad. Rovira es además el conseller personal y políticamente más cercano a Mazón. También uno de los más contestados por sus decisiones sobre el valenciano y uno de los más defendidos por el aún president como referente de la llamada ‘libertad educativa’, una de las políticas de confluencia con Vox. Ambos son piezas difíciles de mover, si bien Rovira aparecía hace un mes como seguro nuevo conseller de Hacienda.
A partir de ahí, Miguel Barrachina ha sido uno de los consellers más activos desde la dimisión. Es un veterano con una larga hoja de servicios y con buenas relaciones con Vox. Su departamento, Agricultura, es uno de los espacios donde la ultraderecha pone más interés. Juan Carlos Valderrama cumple justo un año en el cargo, al frente de una de las áreas en el punto de mira tras la barrancada, Emergencias. El mismo tiempo lleva Marián Cano en el Ejecutivo, al frente de Innovación, Industria y Turismo. Es hermana del alcalde de la Nucia, Bernabé Cano, uno de los políticos más cercanos a Pérez Llorca. Son, por distintas razones, perfiles que se antoja difíciles de tocar.
El eslabón más débil del Gobierno (ya lo era antes de la salida de Mazón) es posiblemente Ruth Merino, la titular de Hacienda, que al principio de la legislatura también fue la portavoz.
Giro en el ‘ala oeste’
Donde se da por segura una renovación muy importante es en el equipo de Presidencia. Entra dentro de la lógica política: un gobernante nuevo se apoya en su propio grupo de confianza, creado por él. En este caso concurre que Llorca era, por la vertiente del partido y del parlamento, una de las piezas del núcleo de confianza de Mazón, aunque con voz propia (por su función) y no en la sala de máquinas del Palau.
“Rodearse de profesionales antes que de amigos”, es el mensaje que ya ha escuchado Pérez Llorca
“Hay que rodearse de profesionales antes que de amigos”. Pérez Llorca ya ha escuchado este consejo de algunos dirigentes del partido, que están convencidos de que el llamado a ser nuevo president tiene claro el mensaje y ha aprendido de la experiencia de su predecesor.
El candidato, por ahora, se mantiene al margen de cábalas, señalan en su entorno. Prepara ya las líneas de su discurso de investidura del jueves, añaden. Está en ello. ¿Negociaciones con Vox? No se esperan movimientos de calado durante el fin de semana.
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