Una semana después de la dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Comunidad Valenciana, y de que Alberto Núñez Feijóo rompiese el hielo de meses con Santiago Abascal para iniciar con Vox la negociación para investir en las Cortes a otro candidato, el Partido Popular (PP) trata de coger oxígeno de cara a un diálogo con el partido a su derecha que se prevé largo y no exento de dificultades. Para ello, la cúpula popular comenzó la semana tratando casi de ignorar el contexto valenciano, e intentando poner todo el foco en los casos de corrupción que salpican al Gobierno y muy en particular a su presidente, Pedro Sánchez.
Todo antes de la comparecencia del líder del PSOE el miércoles en el pleno del Congreso de los Diputados, que si bien reviste un carácter ordinario para informar, por ejemplo, de la última cumbre europea en Bruselas, los populares también han logrado que verse sobre corrupción. Será, además, el último gran debate parlamentario del año entre el líder de la oposición y el jefe del Ejecutivo, al margen de las sesiones de control semanales al Gobierno, limitadas a una pregunta de cinco minutos.
Ayudó a los conservadores que el lunes no fuese laborable en Madrid capital, con motivo del día de La Almudena, festividad que se trasladó desde el domingo, por lo que Feijóo llevó de manera inédita la reunión ordinaria de su comité de dirección a Melilla. Un gesto que agradeció el presidente popular de la ciudad autónoma, el veterano Juan José Imbroda. Ante él, Feijóo pronunció un discurso que obvió por momentos un diálogo con Vox en el que la extrema derecha le pide al PP, primero, que designe al candidato -que todo hace indicar que será el secretario general de los populares valencianos, Juan Francisco Pérez Llorca– para después hablar de políticas e inclinar al PP hacia sus postulados.
Aunque Mazón ya pactó este mismo año los presupuestos autonómicos asumiendo claramente banderas ideológicas de su socio, sobre todo en materia migratoria (un anticipo del profundo giro en ese asunto que desde septiembre ha imprimido Feijóo al ideario del partido tradicional de la derecha española) y de políticas climáticas o ecológicas, con una sorprendente denuncia del pacto verde europeo que ha tenido al Partido Popular Europeo (PPE), la formación de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, como uno de sus principales impulsores.
Vox pide más
Pero los de Abascal quieren más, y eso pone en aprietos a Génova, sobre todo ante la inminencia de la campaña electoral que comenzará el mes que viene en Extremadura, donde la presidenta popular de la Junta, María Guardiola, se ha distinguido siempre, a diferencia de Mazón, como una de las dirigentes del PP menos afectas a Vox, aunque en 2023 tuvo que terminar aceptando un acuerdo de coalición que un año más tarde, como todos los demás, saltó por los aires por la oposición de la extrema derecha al reparto de menores inmigrantes llegados a Canarias.
Ante todo ello, y anticipando lo que sin duda será su intervención desde la tribuna de oradores en la Cámara Baja este miércoles, Feijóo dibujó en Melilla, repitiendo los tonos más gruesos de su discurso de las últimas semanas -se refirió al PSOE y al Gobierno como una “organización criminal”- una doble crítica a Moncloa. La primera y consabida, la de la corrupción, por las causas que le acechan. La segunda, la del “bloqueo”, sacando rédito político a la ruptura total manifestada en varias fases por Junts per Catalunya dos años después de investir con sus siete diputados a Sánchez a cambio, entre otras cosas, de la ley de amnistía, que aún no se ha concretado para el expresidente catalán Carles Puigdemont. Algo que la sala de máquinas de Génova acertó a sintetizar en una frase de Feijóo que no tardó este mismo lunes en copar titulares: “La justicia le para los pies y los socios le atan las manos”.
Ni que decir tiene que Sánchez evitará ese frente en su cara a cara con Feijóo y tratará de acorralar, en cambio, al líder de la oposición en las posturas donde Vox le fuerza a modificar su discurso, más aún en el marco de la negociación para el futuro gobierno de la Comunidad Valenciana, donde el presidente del Gobierno ya ha pedido públicamente que haya unas elecciones anticipadas. Feijóo tiene más trazado el camino de su postura migratoria, dado que el plan que presentó este otoño en Barcelona llevaba siendo largo tiempo trabajado internamente, sobre todo por su flamante vicesecretaria de Coordinación Sectorial, Alma Ezcurra, una de las nuevas figuras surgidas tras el congreso del partido en julio. Y algo menos todo lo referente al pacto verde, donde quizás se vea obligado a realizar mayores equilibrios, tanto en el pleno parlamentario del miércoles como en la negociación con Vox para seguir gobernando la Comunidad Valenciana.
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