La escena más icónica de Julio César Dely Valdés en el Real Oviedo tuvo algo de ciencia ficción, como si el Tartiere se hubiese conectado por un instante con el futuro. Marcó el panameño ante el Real Madrid campeón de Europa con un cabezazo sublime—levantó el vuelo y dejó a Panucci reducido a simple espectador—y, acto seguido, se fue directo al banquillo para, con la ayuda del ATS Paco López, empuñar un teléfono móvil de los primeros del mercado (año 98). Dely lo empuñó, fingió una llamada y demostró que, aunque la cobertura fuese nula, el impacto sería eterno. Aquella broma quedó tatuada en la memoria del oviedismo. Una anécdota que podrá revivir el panameño en el “Encuentro de Leyendas“, cita en la que ya confirmado su presencia.
Su llegada en el verano de 1997 tuvo algo de carambola: venía del PSG y aterrizó en Oviedo por una recomendación de Jorge Valdano a Pedro Luis Fernández, director general. Formó con Juanchi González una delantera de contrastes: el uruguayo entraba al choque y Dely añadía la pincelada fina. Su forma de elevarse y rematar era su sello personal.
El legado del panameño se mide en goles. Nueve en su primer curso, para ir calentando. Diecinueve en el segundo, con Fernando Vázquez, que lo tuvo flirteando con las alturas del Pichichi. Once en el último, ya instalado en la rutina de los dobles dígitos. No llegó a un acuerdo para seguir y se marchó al Málaga sin perder un ápice de puntería, dejando también huella allí.
Ahora, en un Oviedo al que marcar le está costando, la presencia de Dely, uno de los grandes reclamos de la cita, el día 27 promete grandes recuerdos.
Otros dos confirmados
José Luis Quirós
José Luis Quirós es un tipo querido en Asturias por su paso por los banquillos, especialmente su última etapa en el Marino. Pero también es recordado por los más veteranos como un delantero de raza que se asentó en la primera plantilla del Oviedo a mediados de los 60. Quirós debutó en el primer equipo en la 64/65, con los azules en Primera, aunque descendieron ese mismo año. En Segunda, encontró su sitio las 4 siguientes campañas, con 32 goles. La más prolífica, la 66/67, cuando hizo 15. Su segunda relación con el club carbayón fue como técnico.
Aitor Aldeondo
Fue, por así decirlo, la estrella en el barro. El fichaje de Aitor Aldeondo en 2003 por un Oviedo que parecía dirigirse al abismo fue un incentivo para que la gente se creyera que el equipo estaba muy vivo: firmaba un jugador con 45 partidos de experiencia en Primera. Pocos como el vasco entendieron lo que significa comprometerse con la causa azul. Aldeondo fue pronto acogido con cariño por el Tartiere. Y respondió en el campo, 32 partidos y 12 goles en la 2003/04; 28 choques y 9 tanto sen la 04/05, coronada con el ascenso a Segunda B. Él también estará el 27.
