La situación de Maikel Mesa Piñero (La Laguna, 1991) en el CD Tenerife puede haber encontrado el pasado sábado el punto de inflexión que venía buscando el futbolista blanquiazul. No solo por su acreditado y sobresaliente rendimiento –dos asistencias en apenas siete minutos de juego– sino también por las palabras y el reconocimiento posterior de Álvaro Cervera, el entrenador que le había enseñado el camino del ostracismo a lo largo de las jornadas anteriores y que, por vez primera, parecía admitir su error. No ha habido un pulso, ni un plebiscito, pero del partido ante el Celta Fortuna (4-o) sale el mediocampista isleño claramente fortalecido.
Sobre Mesa puede haber tantas opiniones como personas van a los partidos del Tenerife en el Heliodoro, pero de su rendimiento no puede dudarse. Los números hablan por sí solos. Transcurrido casi un tercio de la temporada, el isleño brilla como el jugador –con clara diferencia sobre el esto– que mejor aprovecha su escuálida cuota de participación en los esquemas del cuadro técnico local. De su primera vez en liga salió con un gol a sus espaldas, anotado de penalti frente al Ourense, justamente la especialidad donde algunos de sus compañeros han fallado sus tiros (Enric Gallego o Nacho Gil). Semanas más tarde se le abrió el escaparate de la Copa del Rey, ahí donde también dejó su sello: en 65 minutos, un gol. Pero aquello pareció no bastar y Maikel siguió anclado a la suplencia.
El sábado, todo cambió. Primero, por el sonido que acompañó a su salida al césped. Un estruendo atronador, una ovación extraordinaria. Si quien decidiera las alineaciones fuera el Heliodoro, Mesa sería casi imprescindible. En el momento de recibir al tinerfeño, la grada levantó su pulgar hacia arriba. Lo hizo con rotundidad, sin dudas, por unanimidad. Luego, Maikel respondió. Su irrupción fue arrolladora sobre el césped. No apareció esta vez como goleador, sí como asistente de lujo, además con una primera acción exquisita que permitió el 3-0. Y luego, el cuarto, que Balde Jr. agradeció a quien le trazó el pase, un Mesa despampanante con la dificultad añadida de que venía de la inactividad plena, de una penumbra persistente.
Su noche más feliz se completó con el evidente reconocimiento de la equivocación que emitió Cervera en la sala de prensa. «¿Pero a quién quito?» preguntó primero, «porque todos han estado bien». Dicho lo cual, aseveró el entrenador que, visto el rendimiento de Maikel, su escasa participación está siendo un error suyo. Elocuente señal de que su situación pueda cambiar en jornadas venideras. Le va a ayudar el ajetreo del calendario pero, sobre todo, su rendimiento. Cada vez que aparece, aporta.
Y además, no hay dudas de su compromiso, de su implicación con el escudo –rechazó irse en verano– y de su actitud intachable en los entrenamientos, de la que dejó constancia el sábado su compañero Jesús de Miguel. «Todo el mundo sabe de la calidad de Maikel. Es un jugador que suma cuando le toca salir, es un profesional como la copa de un pino y trabaja como el que más. Eso se ve reflejado en los minutos que tiene, porque entrena como un animal», precisó el ariete.
Al menos hasta la fecha, las prestaciones del 20 blanquiazul están muy por encima de las oportunidades que le está brindando Cervera. En liga ha disputado la raquítica cifra de 29 minutos repartidos en tres comparecencias, no ha disfrutado de una sola titularidad y, en cambio, ahí están sus méritos en forma de gol y asistencias. Y si se viaja del territorio de los hechos, al de las opiniones, el de la afición está muy claro. Esos siete minutos que disputó frente al filial celtiña le bastaron para acumular ayer un largo caudal de votos que le sitúan como el segundo jugador preferido en las redes como MVP del partido (solo por detrás de Fabricio). Otra señal de que la afición le quiere. Cervera, mientras, está más próximo que nunca a dar su brazo a torcer. Maikel, que casi le ha dado la vuelta al calcetín, decidió expresarse ayer a través de sus redes: «Disfrutando de lo que siempre soñé, CD Tenerife». n
Via: The Day – The Opinion of Tenerife
