El fantasma de las jornadas pasadas planeó sobre Mendizorroza. El feudo para esta temporada del Mirandés fue comiendo poco a poco a un Sporting que se encontró un penalti en la primera parte, adelantándose por mediación de Dubasin, y que se derrumbó, una vez más, en la segunda parte. Los rojiblancos son el conjunto de Segunda División que más tiempo ha estado por delante en el marcador. Una estadística que rompe la realidad en la tabla. Un buen comienzo que se vio empañado por los instantes finales donde no supieron aguantar la ventaja.
En su quinto partido al frente del Sporting, Borja Jiménez volvió a revolucionar el once con hasta tres novedades respecto al encuentro ante Las Palmas. Dos eran de esperar tras cumplir con sus respectivas sanciones. Corredera volvió a acompañar a Justin en una medular que también juntó a Nacho Martín. La novedad se vio arriba. No solo porque Dubasin entró en detrimento de Amadou, sino porque Cortés se estrenaba en banda. La oportunidad que estaba esperando. Precisamente el primer acercamiento pasó por sus botas con un tímido centro que no tuvo destinatario. También fue un partido distinto para Gelabert, acostumbrado a vivir entre líneas, sirvió como principal referencia en punta aprovechando la movilidad de Duba.
Tras un comienzo de acercamientos desde ambos bandos, la más clara en el inicio fue para el conjunto burgalés. Una incorporación de Tamarit con un centro para Pablo Pérez, de carrilero a carrilero, volvió a encumbrar a un Yáñez con la enésima parada de la jornada, dando un motivo más, si todavía era necesario, para explicar su renovación. A bocajarro y con más corazón que técnica, sacó el balón a córner para evitar el primer tanto local cuando no se cumplían ni cinco minutos de partido.
Si el encuentro contra Las Palmas fue una partida de ajedrez entre dos conjuntos reflexivos, el comienzo en Vitoria fue una partida de tenis entre dos equipos directos y que aprovecharon las bandas para hacer daño. No por nada son los dos conjuntos de Segunda que menos posesión del esférico acumulan.
En las botas de Cortés también estuvo el primer disparo a puerta que no puso nervioso al montenegrino Nikic. Fue el turno del Mirandés, con un despeje que parecía que se perdía, pero tras una peinada a la espalda de Pablo Vázquez, el balón cayó en la frontal en los pies de un Tamarit que volvió a poner a prueba a Yáñez. Abajo y a su derecha, con la puntera de los dedos, puso el candado a la portería.
Dubasin provoca y anota
Otro acercamiento de Cortés que acabó en córner descorchó todo. Corredera la puso al área, mientras que un inocente Bauza, agarró en primera instancia a un Dubasin, curtido en estas lindes, que caía dentro del área. Penalti. Fue el propio pingüino, ante la ausencia de Otero, en una noche de frío y lluvia, el que prendió la mecha de La Mareona. Por abajo y a la derecha del portero rojillo se fue a celebrar al córner donde los seguidores rojiblancos estallaban en júbilo.
La presión de estar en el fondo de la clasificación le pesó a un Mirandés que con el balón se lanzaba sin mesura. Tampoco ponía calma el Sporting que aprovechaba las carreras de un Cortés que no lograba materializar sus acercamientos, pero que estiraba el equipo y, lo que es más importante, metía el miedo entre los jabatos.
Fue por esa banda derecha donde el colombiano estaba disfrutando en la que Diego Sánchez quiso sumarse en ataque. Entró en el área el avilesino, levantó cabeza y conectó raso con un Dubasín que se llenó de balón mandándola a las nubes delante de Nikic. El Mirandés intentó un último arreón con varios acercamientos al borde del descanso, sin problemas el Sporting mandó el partido a vestuarios cuando se ponía bronco tras varias decisiones arbitrales que no contentaron a la parroquia local.
Derrumbe en la segunda parte
Con el resultado favorable y tras 45 minutos de Cortés que invitan a la ilusión, Borja Jiménez volvió a lo conocido, encajando a Diego Sánchez como central y sacando a Pablo García en el carril izquierdo para frenar las embestidas de Tamarit. El Mirandés subió la presión ante un Sporting atragantado en la salida del balón y que los despejes en largos intentaban ser recepcionados por un Gelabert que no tiene entre sus muchas virtudes el juego aéreo.
Ante esa ineficacia tanto por abajo como por arriba, el Mirandés se creció. Pablo Pérez lanzó en largo para un Marí que aprovechó el error de Pablo Vázquez, que no pudo despejar alimentado por la rapidez del campo. Yáñez salió a tapar, pero a la media vuelta cedió para un Carlos Fernández que caracoleó y puso el empate. Volvió el frío y la lluvia.
El zurdazo al mentón tumbó y despertó a los de Borja Jiménez y a un Pablo Vázquez empeñado en enmendar su error. Sacó el balón, jugó con Guille, avanzó el central y recibió de Gelabert en posición de centro que llegó a Nacho Martín. El de Noreña mandó alto.
La confianza había regresado a la ribera del Ebro, trasladada a Vitoria, y un nuevo susto en el área del Sporting hacía temblar las piernas a los hoy amarillos.
Pero esa es una de las habilidades de este Sporting. Cuando menos lo parecía, Dubasin lanzó un desmarque para intentar conectar con un Justin al que le faltó una talla más de bota. El pingüino volvió a tirar del carro en ataque con un acercamiento al que llegó sin oxígeno. Pablo Vázquez lanzó en alto y Dubasin, pudo plantarse mano a mano. El bote no favoreció y el central se le echó encima para acabar con las esperanzas de volver a adelantarse en el partido. Este tipo de jugadas, toques de avisos para el Mirandés, ir sumando jugada a jugada, sirvió para desperezar al Sporting que pasó a controlar el balón, casi por primera vez en el encuentro, en campo rival.
Debacle final
Las piernas frescas sobre el 70 las aportaba el Mirandés, mientras que Borja contestaba con una nueva sustitución para darle un cambio al conjunto. Quince minutos para que Amadou, que entró por un Gelabert desdibujado como principal referencia. No le sentó bien al 10 tener que recibir de espaldas y tampoco pudo encontrar a sus socios habituales para generar ocasiones.
Con una nueva posibilidad y una referencia clara, el Sporting no supo gestionar la pelota y dejó al Mirandés acercarse demasiado al área. A falta de cinco minutos para el final, Jiménez volvió a confiar en Manu Rodríguez para sustituir a un Justin al que se le veía vaciado por completo.
Se acercaba el partido al final, cuando de un saque de banda y varios balones colgados sobre el área, Petit, en el segundo palo, reventó la red de Yáñez. Volvieron los fantasmas al Sporting que, una vez más, se puso por delante, una vez más no gestionó el empate y una vez más se dejó los puntos cuando el árbitro miraba el reloj para pitar el final. No había ganado el Mirandés todavía en Mendizorroza y lo consiguió ante el Sporting que suma su primera derrota con Borja Jiménez en el banquillo.
Via: The New Spain
