Este Mallorca no se cansa de dar motivos para el enfado a sus aficionados. De nuevo, en un terrorífico ejercicio defensivo, tiró el partido por la borda ante un Betis al que le bastó ser efectivo en ataque (3-0) en la primera mitad. En cuarenta minutos el partido ya había concluido, dejando claro que no todo es culpa de los defensas y sí de un sistema que no cuaja y unos jugadores muy alejados de lo que necesita el equipo en este momento.
Todo lo ganado en estos últimos partidos, al menos en cuanto a sensaciones, se perdió en La Cartuja. Un equipo que quiere competir en Primera no puede ser tan endeble atrás. Tres disparos y tres goles, desatendiendo a Antony, quizá al futbolista que mejor golpeo tenía de los de Pellegrini, es un error mayúsculo y difícil de entender.
Se podía esperar que el Betis fuese mejor que el Mallorca, entraba en los planes. Pero hacer el ridículo en defensa no. La primera parte en La Cartuja, estadio que seguirá siendo de infausto recuerdo para el mallorquinismo, fue una demostración de lo justo que va este equipo. Cuatro tiros, tres goles y una nueva derrota fabricada en menos de cuarenta minutos.
Raíllo, Mojica, Valjent, Samu, Darder… La lista de jugadores cuyo nivel defensivo este curso es paupérrimo aumenta a cada partido que pasa, y el resultado es que al choque en Sevilla le sobró toda la segunda parte. De nada sirve acercarse al gol mediante combinaciones si cada vez que el rival traspasaba la línea del centro del campo el sistema de juego se venía abajo, regalando una posible acción de gol en cada jugada. Y allí es tanto culpa de los jugadores como de Jagoba Arrasate.
Como era de esperar (el banquillo no ofrece muchas alternativas), el de Berriatua repitió el once que jugó ante el Levante con la novedad de Bergström. El finlandés, con su 2,05 de altura, se convirtió en el futbolista más alto en jugar en Primera. Y hasta allí las felicitaciones. Era su gran prueba ante la baja de Leo Román, pero los goles encajados y la falta de seguridad le abren las opciones a Cuéllar.
Y es que el Betis no necesitó nada más que disparar tres veces para llevarse una victoria tan cómoda que no se la creían. No necesitó juego, ni posesión ni una presión asfixiante. Le bastó la irrisoria capacidad bermellona para mantenerse ordenado en defensa, la inexistente vigilancia en la continuación de las jugadas y la inoperancia del Mallorca en ataque.
No había pasado nada en La Cartuja y Antony se encontró con su primer gol de la noche. Se escapó de Mojica con una pared con el Cucho, Darder le siguió con la mirada y el brasileño, libre de marca, soltó un disparo que pasó por debajo de las piernas de Samu. Primer golpetazo y, como en otros ocho partidos de Liga, de nuevo por detrás en el marcador en la primera parte.
Lo cierto es que el tanto no lo acusó el Mallorca. Comenzó a crecer un poco más y a ser mejor que los locales, instalados cómodamente en su campo con su ventaja. Pero la velocidad de circulación en el centro era mínima y la mira estaba más que desviada. Así lo demostró Muriqi en dos remates que se marcharon muy alto.
La sensación, llegada a la media hora, es que el Mallorca perdía por la mínima sin saber cómo y que podía empatar. Pero ese pensamiento se esfumó rápidamente, concretamente en dos minutos en los que tardó en encajar el segundo y el tercero de la noche. De nuevo Antony, con todo el tiempo del mundo, la colocó pegada al poste. Y luego, aprovechando el pasillo que dejaba Mojica con la colaboración de los centrocampistas, la puso atrás para que Abde marcase el tercero a placer.
Ridículo consumado y toda una parte por delante. Y eso que Bergström, casi sin querer, evitó el cuarto al desviar cuando ya se caía un remate mordido de Cucho.
A la vuelta de vestuarios, con el Betis ya pensando en su partido de Europa League, el Mallorca tuvo mayor posesión, pero igual de inocua que en el primer periodo. Con el equipo partido en cada intento de ataque, Arrasate movió el banquillo más por inercia que por necesidad. Fuera Darder, Morlanes y Mateo Joseph y dentro Torre, Mascarell y Asano. Pieza por pieza y ninguna modificación táctica.
Pero la lentitud arriba con la pelota, desesperante en muchos momentos, provocaba que a la mínima pérdida el Betis, que solo quería que llegase el final, se encontrase con una ocasión clara. Pero Bergström, ante Antony esta vez, sí que hizo una gran parada para evitar el cuarto. Y poco después, Muriqi probó por primera vez a Valles. Primer disparo a puerta en el minuto 77.
Con la entrada de Abdón y Llabrés por el kosovar y Virgili, el Mallorca dio por concluido el partido. Una derrota que pone freno a la mejoría en puntos, no tanto en imagen, que había experimentado el equipo en este último tramo liguero. Los problemas defensivos vuelven a condenar a los bermellones.
