El Real Madrid se llevó el Clásico ante el FC Barcelona con un 2-1 que sirvió para quitarse una espina reciente y reforzar su autoridad en la competición. Se trataba del primer enfrentamiento entre FC Barcelona y Real Madrid dirigido por Xabi Alonso, en un partido caliente, con tangana final incluída, que terminó con 6 tarjetas amarillas y la expulsión de Lunin.
Más allá del resultado, el partido estuvo cargado de fricción competitiva, enfrentamientos y un clima caliente que fue creciendo hasta los minutos finales.
La polémica reacción de Vinicius en el cambio
El momento más comentado no fue ninguno de los goles, sino la reacción de Vinícius Júnior cuando fue sustituido en la segunda parte. El delantero brasileño, que estaba ofreciendo un buen rendimiento ofensivo, no ocultó su enfado: caminó hacia el banquillo visiblemente irritado, con gestos claros de desacuerdo con la decisión técnica.
Xabi Alonso se refirió después a la situación asegurando que hablaría con él y que prefería quedarse con lo positivo del partido, intentando enfriar la polémica.
La visión de Maldini: “El numerito sobra”
El prestigioso analista Julio Maldonado, “Maldini”, valoró la actitud del jugador con una mezcla de comprensión y crítica. Subrayó que Vinicius estaba jugando mejor que Mbappé, por lo que entendía su enfado por el cambio. Aun así, criticó su reacción, considerándola perjudicial tanto para él como para el Real Madrid.
“Para terminar, hablemos de la reacción de Vinicius. Yo no hubiese cambiado a Vinicius porque estaba mejor que Kylian Mbappé. Es la realidad. Yo creo que entiende que estaba bien como para cambiarle. El numerito que hace, se le va un poco la cabeza y no es bueno para él. Entiendo que se enfade por cambiarle, porque estaba jugando bien. Hay días que no merece seguir jugando y otras que debe estar sobre el césped. Pero una vez ya te han sustituido, no es bueno ni para Vinicius ni para el Real Madrid”, decía.
También recordó que la trifulca final, con gestos feos de varios futbolistas, tenía precedente en un partido ya caldeado desde lo ocurrido con Lamine Yamal en semanas anteriores, aunque según él no irá a más.
Un futbolista de mecha corta
Vinicius es un futbolista emocional. Se alimenta del ruido del estadio, de la adrenalina del partido, de los rivales. Ese combustible es el que le convierte en uno de los jugadores más desequilibrantes del mundo, pero que tiene otra cara de la moneda: la exigencia constante de autocontrol.
La necesidad de que su energía no se desborde hasta convertirse en un incendio dentro del propio vestuario. Gestionar el fuego interior sin apagar su esencia resulta uno de los mayores retos de su evolución. Vinicius no puede perder esa llama que lo hace único, aunque sí debe aprender a dirigirla, a convertir el enfado en calma y profesionalidad.
