El sol caía sobre el Monte-Carlo Golf Club, y el césped perfectamente cuidado parecía un escenario preparado para algo más que un simple partido de golf. Allí estaban Rafa Nadal y Tom Brady, dos nombres que resuenan en la historia del deporte, tomando sus palos y compartiendo un momento que pocos afortunados podrían imaginar.
El golf se ha convertido en los últimos años en una excusa perfecta para que los grandes del deporte se reúnan. En este caso, el encuentro también estaba ligado a la E1 Series, una competición de botes de carreras eléctricos en la que ambos tienen equipos, y que sirvió como pretexto para un uno contra uno en el green. “Recuerda quién ha ganado las últimas veces”, le decía Nadal con una sonrisa a Brady, el siete veces campeón del Super Bowl, mientras el ambiente relajado contrastaba con la intensidad de sus carreras deportivas.
Algunas reflexiones de Rafa Nadal
Entre swings y risas, Nadal compartía su cariño por el tenis: “Me encanta el US Open. Al principio se me hacía duro, pero después le fui pillando cariño y me lo disfruté mucho”. Y no se trataba solo de nostalgia, sino también de cuidar su cuerpo: “El golf me funciona muy bien para mi cuerpo”. Para él, el deporte de alto nivel siempre ha sido una combinación de disciplina y disfrute.
Brady, por su parte, comentaba cómo su transición a comentarista le permitía experimentar la presión de otra forma: “Yo ahora estoy de comentarista y me encanta. Estás en directo delante de 25 millones de personas, y tienes que ir con cuidado con lo que dices, pero me gusta mucho porque es como cuando jugaba, te preparas para un momento y le prestas mucha atención al juego. También te lo pasas muy bien, hay un gran equipo de comentaristas detrás”, comentaba.
El tema de la preparación y los pequeños detalles surgió de forma natural. Nadal reflexionaba: “Creo que teníamos un buen equipo en términos de preparación. Es una buena atmósfera. Pero a veces, un pequeño error puede marcar diferencias”. Brady añadió una comparación entre deportes: “En un partido de fútbol tienes 70 partidos y en uno de tenis tienes muchos puntos, pero siempre ganas más que pierdes. La peor parte es la presión que recibes cuando eres piloto. Tienes una qualy, una final perfecta, y después si en el día de la carrera cometes un error, estás fuera”. Y continuó: “Los deportes de motor son muy diferentes a nuestro mundo. La concentración que tienen que tener durante un largo tiempo es muy complicada. Es una competición dura. Es consistencia, es una buena comunicación, una buena estrategia con el equipo. Tienes que tener un buen ‘feeling’ con el equipo y confiar en todos”.
¿Novak o Roger?
Entre golpe y golpe, la conversación derivó a rivales y desafíos personales. “¿Diferencia entre jugar contra Djokovic y Federer, en términos de estilo?”, preguntó Brady. Nadal lo resumió con detalle: “Era completamente diferente. Con Novak, el partido es más igualado, más predecible, pero al mismo tiempo, era más difícil para mí tener algún tipo de táctica. Tienes que jugar realmente bien y se resuelve más por detalles. Lo tienes que hacer increíble. Y contra Roger, los estilos fueron muy diferentes. Los partidos se hacían más interesantes para la gente. Y tenía una forma más clara de cómo acercarme con él”, comentaba.
Los recuerdos difíciles también afloraron. “Durante un año, perdí muchos partidos contra Novak. En 2011, perdí en Indian Wells, Finals Miami, Finals Madrid, Finals Rome, Final Wimbledon y Final US Open. Y al año siguiente perdí la Finals en Australia. Es difícil cambiar las dinámicas cuando nos enfrentamos uno contra el otro. Es volver a empezar, y entender lo que está sucediendo. Porque no soy capaz de ganar… porque es uno contra uno y hace que las cosas, mentalmente, sean más duras”, relataba Nadal. Pero también halló el lado positivo: “A veces tienes que aceptar que el otro lo hace mejor que tú y tienes que mejorar. Es lo bonito del deporte”, decía el balear.
La mentalidad de Brady
Brady cerró la charla con su visión sobre la disciplina y el trabajo en equipo: “En mi caso, trabajamos siete días a la semana durante cinco duros meses. Es como una maratón. Pero creo que el fútbol americano es muy táctico. Es como un duelo intenso de ajedrez. Siempre tratas de ganar un poco de ventaja al otro cuando juegas. La parte dura es la coordinación, como una orquesta. Tienes que confiar que todo el resto haga su trabajo para que tú puedas hacer el tuyo. Cuando sucede el momento clave, puedo cerrar mis ojos y confiar en que lo haré bien”.
El día terminó con más risas que competitividad, pero la conversación quedó grabada como un testimonio de dos mentes enfocadas en la excelencia.
