Qué difícil es jugar en el Santiago Bernabéu, y más aún cuando careces de alma y tensión competitiva. Eso es exactamente lo que le ocurrió al Valencia CF, que lleva ya varias semanas perdido, sin identidad ni una idea de juego, y que para colmo no ofrece precisamente una lección de actitud sobre el campo. Ante el Real Madrid no fue distinto y por eso se llevó un sonrojante 4-0 que enciende hasta la última alarma si es que todavía quedaba alguna por encenderse. Mbappé, Güler, Bellingham, Carreras y compañía hicieron lo que les vino en gana ante un Valencia incapaz de competir. Para los de Corberán se trata de la sexta jornada consecutiva sin ganar, por lo que continuarán, como mínimo, una semana más en puestos de descenso.
El partido en el Santiago Bernabéu arrancó manso, sin verticalidad ni riesgos, solo dos equipos amasando el balón cada vez que se hacían con el control del mismo. Ese inicio invitó a soñar con un guion de partido distinto al esperado, pero solo era un espejismo. Era como si el Madrid, consciente de su insultante superioridad, quisiera jugar con su víctima dándole esperanzas para después arrebatárselas en un abrir y cerrar de ojos. El cambio de ‘chip’ blanco llegó con la primera oportunidad clara de gol. Una oportunidad que el propio Valencia se encargó de generar con una pérdida tonta de balón. Fue la primera vez que Mbappé pisaba el área contraria, pero Copete llegó rápido al corte.
El “uy” no hizo más que abrir la veda y, desde entonces, el partido se convirtió en un asedio madridista. Daba la sensación que el Madrid no iba necesitar en esta ocasión ninguna ayuda, pero el Madrid es el Madrid, y más aún en el Santiago Bernabéu, por eso Busquets Ferrer se encargó de dar su particular empujoncito para que el conjunto de Xabi Alonso abriera el marcador. En un córner a favor, el VAR le llamó para ver una mano muy tibia de César Tárrega, a quien el balón, en un remate que iba al suelo, golpeó en un brazo que tenía apoyado sobre su compañero Thierry. Desde los once metros no falló Mbappé.
El 1-0 no alteró lo más mínimo el guion y el Madrid siguió mandando ante un Valencia inoperante. El colmo llegó en el minuto 31, con una defensa vergonzosa, prácticamente de patio de colegio, del Valencia CF, que dejó todos los huecos posibles atrás para que Güler penetrara ‘como Pedro por su casa’ por el costado zurdo y sirviera en bandeja el segundo a Mbappé. Casi diez minutos más tarde, en otra de las tantas llegadas del Madrid, Thierry cometió una torpeza dentro del área derribando a Carreras y Busquets Ferrer volvió a señalar penalti. Mbappé, a quien le daba la risa ya la situación, se lo cedió a Vinícius, que erró desde los once metros para el jolgorio de los desplazados valencianistas. La única alegría de la noche. Una alegría que duró poco o nada, porque al minuto siguiente Bellingham puso el 3-0 en el marcador con un gran disparo desde la frontal del área.
Una sesión de entrenamiento para el Madrid
Tras el paso por vestuarios, la sensación fue que el Valencia priorizaba no recibir más castigo antes de intentar comparecer en el partido. Los cambios de Corberán, todos con un tono defensivo, lo confirmaron. El Madrid, a lo suyo, protagonizando el mismo monólogo de la primera mitad, aunque ya sin tantas ocasiones de gol. Ya no era momento de forzar la maquinaria si la oposición iba a ser tan pobre. Para los blancos fue como una sesión de entrenamiento.
Mediado el minuto 63, el Valencia consideró oportuno presentar sus credenciales en el partido con el primer tiro a puerta. Fue, en concreto, André Almeida, que salió con unas ganas tremendas de agitar el partido y puso a prueba a Courtois con un disparo desde la frontal con la pierna izquierda. Al belga no le pesó la inactividad y resolvió la papeleta.
El cuarto con el partido a medio gas
El partido estaba visto para sentencia, y buena prueba de ello es que se convirtió en un acto soporífero en el que ningún equipo quería forzar. El Madrid seguía generando ocasiones, pocas y sin apenas peligro, por inercia, mientras que el Valencia aprovechó que los de Xabi perdieron cierta tensión competitiva para correr en alguna contra, aunque terminaran resolviéndolas todas mal. Pero incluso en un partido a medio gas, el Madrid tenía una marcha más, a pesar de ser el equipo que iba mandando en el marcador, y terminó encontrando el gol de la puntilla en el minuto 83. Fue obra de Álvaro Carreras que, si bien marcó un golazo a la escuadra, tampoco encontró una oposición precisamente feroz.
Con el 4-0, el Bernabeú exigió una ‘manita’, otra circunstancia que puede y debe ofender a un club con la grandeza del Valencia, pero el marcador no se movió más. Aunque quien pudo alterarlo fue Javi Guerra, que se topó con el travesaño en la segunda acción de peligro del Valencia ya en el tiempo añadido. Con el pitido final, el Valencia sumó otra derrota y el sexto partido consecutivo sin ganar, aunque peor que los resultados son las sensaciones de un equipo ‘colista’ en ser competitivo y que vivirá, como mínimo, una semana más en los puestos de descenso.
