La convocatoria de elecciones en Extremadura obligó a cerrar a contrarreloj la coalición Unidas por Extremadura, que aúna bajo la misma marca a Podemos e Izquierda Unida en un momento de desencuentro total entre ambas formaciones, al menos a nivel nacional. El acuerdo para concurrir juntos al 21 de diciembre fue toda una excepción en la hoja de ruta del partido morado, que había rechazado hasta entonces pactar con Izquierda Unida a menos que saliera del Consejo de Ministros. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, justificó el acuerdo extremeño en la exclusión del partido de Yolanda Díaz, que no estaba presente en la coalición. Pero lo cierto es que Movimiento Sumar negoció con la federación de Irene de Miguel para incluir a un cuadro en las listas electorales.
En concreto, fue un miembro de la dirección estatal de la organización de Díaz quien entabló conversaciones directamente con la cúpula de Podemos Extremadura, que siempre ha mantenido su autonomía frente a las decisiones del partido en Madrid. En esas conversaciones se acordó incluir a Alba Soto, ingeniera y afín a Movimiento Sumar, como número dos por la lista de Cáceres, donde concurre como candidata independiente. La coalición registrada ante la Junta Electoral está firmada, a nivel oficial, por Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde, pero habría sido la propia federación extremeña la que quiso lanzar un guiño al espacio de unidad abriendo la puerta a un puesto “simbólico” para Sumar.
Fuentes del partido morado en Extremadura apuntan a que sólo hay candidatos de partidos políticos pertenecientes a las tres fuerzas firmantes y apuntan a Soto como una “persona independiente” a quien “nadie ha preguntado con qué partido a nivel estatal se identifican”. En este sentido, desde la federación apuntan a que las elecciones son en Extremadura, y “deben entenderse en clave extremeña, también en la unidad de la izquierda”. Estas mismas fuentes apuntan a que, en política de alianzas, la candidatura se ha diseñado “sin reproducir aquí las dinámicas que se dan en estatal“.
Riesgo de escisión
La reedición de Unidas por Extremadura fue posible gracias al empeño de su candidata, Irene de Miguel, líder de Podemos en el territorio. La dirigente quería a toda costa mantener la coalición que lleva siete años en funcionamiento y dando buenos resultados. Y así lo trasladó a la cúpula de Podemos. Un acuerdo que rompía la hoja de ruta del partido morado, que había rechazado cualquier alianza con IU a menos que saliera del Gobierno y rompiera con Sumar.
Según fuentes próximas a la candidatura, la apuesta decidida de la dirigente territorial por mantener la coalición fue determinante y obligó a la cúpula estatal a avenirse a sus condiciones. El rechazo de esta coalición por parte de la cúpula de Podemos hubiera implicado un elevadísimo riesgo de escisión, según estas mismas fuentes. Esto hubiera llevado de facto a la desaparición institucional de Podemos en uno de las pocos territorios donde siguen teniendo presencia.
Extremadura es, junto con Navarra, el bastión donde Podemos obtuvo mejores resultados en las últimas autonómicas de 2023. El partido morado sufrió entonces una fortísima debacle autonómica y desapareció de territorios clave como Comunidad Valenciana o Madrid, además de perder todos los gobiernos regionales salvo el de Navarra. Pero Extremadura rompió la tendencia y mantuvo los cuatro diputados que habían cosechado cuatro años antes.
Autonomía frente a Madrid
Hay quien vincula los buenos resultados directamente con la coordinadora de la federación extremeña, que se ha consolidado como una rara avis dentro de la organización. De Miguel es de las pocas políticas autonómicas que lleva en la organización desde la primera cita electoral a la que Podemos concurrió, en 2015. Por entonces fue elegida diputada y en 2020 tomó las riendas de la federación extremeña.
Desde entonces De Miguel siempre ha mantenido independencia de la dirección estatal, y ha apostado por un discurso pegado al territorio, lejos de la hoja de ruta que Podemos llevaba a desde Madrid al resto de federaciones a través de cargos de confianza. En 2023 además, en plenas turbulencias con Yolanda Díaz, De Miguel fue una de los pocos cargos que apostó públicamente por un acuerdo con Sumar, en una coalición que finalmente se dio y permitió revalidar el Gobierno de coalición. Ahora, esta misma candidatura proyecta en Extremadura una percepción de unidad en la izquierda que a nivel nacional parece impensable entre Podemos e IU.
Esta autonomía y el objetivo permanente de marcar una línea política propia frente a la dirección de Podemos a nivel estatal han llevado a que Unidas por Extremadura haya experimentado un importante crecimiento de más del 50% estimación de voto respecto a 2023, pasando del 6,1% al 9,6% del voto y de los cuatro representantes actuales hasta los seis o siete. Estos resultados se deben al discurso transversal, capaz de atraer a un votante de centro derecha -el CIS remarca que apostarán por esta opción electoral el 7-8% de electores situados en la escala ideológica 6-7, siendo el 10 extrema derecha y el 1, extrema izquierda.
Presencia de Sumar en campaña
Desde el primer momento en que se anunció la candidatura, Sumar le dio respaldo público, avanzando que pediría el voto para esta opción electoral pero descartando entrar a formar parte de la coalición, debido a la falta de organización del partido en Extremadura. En su lugar, negociaron la inclusión de un perfil afín, y es previsible que se vuelquen en campaña. Desde la formación avanzan a que estarán presentes en el territorio para apoyar a la candidatura y abren la puerta a actos con presencia de ministros e incluso de la propia vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
Unos actos que, de producirse, no contarán con la presencia de Podemos, que ya ha dejado claro que no volverá a concurrir con Sumar, a quien consdiera una “operación” construida para destruirles, según insistió la exministra Irene Montero este lunes en un desayuno informativo en Madrid. Las exministras de Podemos, Montero y Ione Belarra, tampoco se plantean compartir escenarios con dirigentes de primera plana de IU, como su líder Antonio Maíllo, con quien la relación está rota.
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