En su tercer discurso como presidente del Congreso para conmemorar los aniversarios de la Constitución, Francina Armengol, ha llamado a “adecuar” la Carta Magna a la “diversidad territorial” de España y hacer con ello “un texto del siglo XXI. En un acto al que solo han asistido PP, PSOE, Sumar y algún diputado de Podemos, la presidenta ha hecho también bandera del “legado” de la Transición y la entrada en la Unión Europea, de lo que se cumplirá 40 años el próximo 1 de enero, para apelar a esa “forma útil de hacer política” que se basaba en “dialogar, pactar, pensar en el interés general”.
“En nuestra Constitución caben nuevos derechos, nuevas libertades. La Carta Magna se escribió mirando a Europa, ahora podemos situar a Europa en nuestra Constitución. Podemos adecuarlas a la diversidad territorial de nuestro país, hacer de ella “un texto del siglo XXI“, ha pronunciado Armengol, tercera autoridad del Estado tras Felipe VI y Pedro Sánchez. La presidenta ha puesto a modo de ejemplo la reforma que se aprobó el pasado año para sustituir el término “disminuido” por “personas con discapacidad”.
Sobre cuáles son esos derechos, poco ha dicho, aunque sí ha dejado claro cuáles son los retos a los que se enfrenta la sociedad actual. Así, ha citado la crisis de la vivienda; la violencia machista “en todas sus manifestaciones”; la necesidad de adaptarse al “cambio climático”; o la defensa de los principios democráticos “ante los discursos que ven, en la pérdida de libertades, una ventaja y un atractivo”. “De nuestra respuesta a estas realidades dependerá nuestro presente y nuestro futuro”, ha sentenciado. Unas palabras que han llegado después de que varios alumnos de primaria de distintas nacionalidades hayan leído en otros idiomas los artículos 23, sobre el derecho a la participación política ciudadana; 27; que regula el derecho a la educación; y 48, relativo a la juventud.
La “prueba de fuego”
Ahora bien, Armengol, consciente del actual clima político en el que PP y PSOE llevan más de un año sin llegar a ningún consenso y es cada vez más habitual los insultos en los debates parlamentarios, ha llamado a fijarse en el espíritu que hizo posible la Constitución. “La Transición fue una prueba de fuego que curtió a la sociedad civil y a la clase política española en la cultura del acuerdo. Se negoció duro. Se escuchó, se debatió, se dialogó, se cedió. Pero, sobre todo, se llegó a consensos”, ha recordado.
“Ese legado es el que nos tiene que servir como referencia hoy“, ha insistido Armengol. Minutos más tarde, repetía que la reforma del artículo 49 -referente a las personas con discapacidad- o la renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género debería ser la norma: “Ser un paradigma del diálogo, ser un espacio de acuerdo del que la sociedad se sienta orgullosa”.
La Unión Europea
La presidenta del Congreso también ha aprovechado para recordar que al consenso de la Transición le siguió también una negociación para entrar a formar parte de la Unión Europea, de lo que se cumplirán 40 años en menos de un mes. “Ese aprendizaje, ese curso acelerado de negociación y pacto, permitió después conversaciones fluidas para una adhesión temprana a lo que hoy es la Unión Europea”, ha dicho, antes de reivindicar que “hoy España es un referente en Europa del que muchos beben”.
Haciendo alusión a la cantidad de normas que se aprueban en el Congreso y que provienen del Europarlamento, Armengol ha puesto en valor que “trabajando de manera colectiva, personas y estados con realidades muy distintas pueden llegar a acuerdos que beneficien a la mayoría“. A modo de síntesis de ese espíritu, la presidenta ha dicho que la premisa debe ser el trabajo de la clase política “en un solo equipo y con un solo objetivo, el bienestar colectivo”. “Tenemos un gran legado que defender y un futuro que construir”, ha concluido.
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