Solo han pasado unos meses, pero ya casi no se reconoce al entrenador que llegó en verano ilusionando al madridismo. Los mensajes que difundió en su presentación como técnico fueron recibidos como agua de mayo tras una temporada decepcionante bajo las órdenes de un Carlo Ancelotti, al que, visto lo visto este curso, se vilipendió de manera injusta durante meses.
Los primeros partidos de Xabi Alonso en el Mundial de Clubes fueron esperanzadores. En Estados Unidos se vio un entrenador intervencionista, que no se lo pensaba dos veces a la hora de hacer valer la meritocracia, como fue el caso de Gonzalo. La goleada que le endosó el PSG fue el primer varapalo serio al proyecto y, desde entonces, lo que parecía caracterizarle como técnico se ha ido diluyendo poco a poco, hasta dejar una figura completamente difuminada que no encuentra su camino en el Real Madrid.
Real Madrid coach, Xabi Alonso, moments before the LaLiga match between Real Madrid and Mallorca / EFE/Sergio Pérez
“El reto es hacer un equipo y sacar su potencial, que todos vayamos a una”, afirmó Xabi Alonso aquel 26 de mayo que se dio a conocer ante los medios. Ya estamos en noviembre y ese sigue siendo el gran debe del ex del Bayer Leverkusen.
El vestuario, lejos de ir a una, se ha convertido en un polvorín. Las relaciones entre el técnico y algunos futbolistas han quedado muy tocadas en las últimas semanas. Hemos visto desplantes públicos y declaraciones contradictorias con los mensajes del entrenador. Los mensajes que llegan desde el vestuario hacia el exterior apuntan a un descontento sustancial de los jugadores con la forma de trabajar de Xabi y las decisiones que ha tomado hasta ahora.
Es inevitable recordar lo que dijo Gareth Bale hace solo una semana:“Creo que todo el mundo sabe que en el Real Madrid a veces se trata más de gestionar a los jugadores que de tácticas. No es lo mismo entrenar al Bayer Leverkusen que al Real Madrid”.

Xabi Alonso, coach of Real Madrid, talks with Vinicius, during the match against Rayo. / MARISCAL / EFE
Resulta sorprendente que Xabi, que conoce de primera mano lo que es el club, no haya hecho más hincapié en cuidar los detalles para mantener las buenas relaciones con la plantilla, o al menos con una parte importante. Llegó buscando imponer una imagen de entrenador que ponía al grupo por encima de las individualidades, atreviéndose a dejar a Vinicius en el banquillo y a sustituirle sin titubear, pero ni siquiera esa versión rígida ha durado en el tiempo, además de que solo ha servido para enfrentarse a una de las estrellas del equipo.
Sea como sea, la pelota parece estar ahora en el tejado de Florentino Pérez. Si los fuegos internos no se apagan rápidamente (algo que se antoja complicado), el presidente tendrá que posicionarse con el técnico o con la plantilla para tomar decisiones que afectarán directamente al presente y el futuro más inmediato del equipo.
Florentino siempre ha dado la sensación de ser más de futbolistas que de entrenadores. Su sueño ha sido reunir a los mejores del mundo en un mismo equipo , pero es importante recordar que su anterior mandato terminó con una frase que siempre quedará en el recuerdo: “He maleducado a los jugadores”.
El riesgo de que estemos ante una situación similar, con futbolistas que se hayan ‘confundido’ con su verdadero estatus, está presente. Darle respaldo total al entrenador implicaría tomar decisiones dolorosas el próximo verano, pero no hacerlo puede agravar la situación con unos jugadores que ahora creen estar por encima del técnico. Qué difícil lo tiene Xabi.
